No debemos olvidar a los miles de hombres que primero lucharon por la causa de la independencia. Veamos algunos sucesos históricos: el 16 de Septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, en Nueva España 15 personas salieron de la casa parroquial en la madrugada.
Debían marchar a San Miguel el Grande y ya iban 600 hombres: campesinos, artesanos y proletarios. Sus armas eran sus mismos instrumentos de labranza. En Atotonilco el cura Hidalgo extrajo un cuadro de la Virgen de Guadalupe convirtiéndola en bandera de la rebelión.
¡Viva la Virgen de Guadalupe!, ¡Viva la Indepedencia!, ¡Mueran los gachupines!, eran los gritos que salían de la multitud.
Allende, Aldama, Abasolo e Hidalgo dirigieron a los insurgentes, a los que pronto se unió el Regimiento de Dragones de la Reina.
Para el 17 de septiembre el ejército llegaba a seis mil soldados, habiéndoseles dotado de lanzas fabricadas rápidamente.
Al llegar a Celaya el ejército insurgente contaba con 20 mil hombres, Hubo saqueo en Celaya, imposible de detener.
La próxima ciudad atacada debía ser la opulenta Guanajuato, capital de la intendencia, que fue saqueada, cayendo miles de sus defensores en combate. Ciudad minera destruida por miles de soldados entre cuyas filas perecieron más de dos mil. Estos sucesos tuvieron lugar el 28 y 29 de septiembre.
El 8 de octubre marchó Hidalgo con su numeroso ejército a Valladolid. El virrey de México Francisco Javier Venegas organizó ejércitos para frenar a los insurgentes y proteger la capital.
Los movimientos militares con hombres del pueblo provocaron que se unieran poderosas fuerzas de los ricos españoles, del alto clero y del ejército leal al rey.
Inclusive el Colegio de Abogados hizo causa común con los que combatían a los independentistas.
La Iglesia Católica profirió la excomunión a todos los que apoyaban la causa de la libertad. La Inquisición también lanzó terribles cargos en contra de Hidalgo.
Sobre Valladolid (hoy Morelia) marcharon 60 mil soldados insurgentes. Hubo una toma pacífica durante dos días y al salir de la ciudad el número de soldados llegaba a 80 mil,muy mal armados e indisciplinados.
Hidalgo nombró lugarteniente al cura don José María Morelos, para formar tropas en el Sur. La ciudad de Toluca fue ocupada el 28 de octubre.
Hubo una memorable batalla el 30 de octubre de 1810, en el monte de las Cruces, ganada por el ejército de los independientes. Los dos ejércitos perdieron más de cuatro mil hombres en esta batalla.
El virrey Venegas proclamó a la Virgen de Los Remedios Generala de los ejércitos realistas.
Hidalgo situó al ejército de 80 mil hombres a la vista de la ciudad de México, pero no la atacó, quizá por la falta de municiones o previendo un saqueo.
En los primeros días de noviembre aquel formidable ejército emprendió la retirada.
Once años duró la lucha por la libertad en México y hubo crueldad por los dos ejércitos antagónicos.
El 7 de noviembre tuvo lugar el combate de Aculco entre el jefe realista Callejas y el cura Hidalgo, llamado Padre de la Patria.
La revolución se extendió por Nueva Galicia, Zacatecas y San Luis Potosí y otras provincias de Oriente. En el Sur el independendistas José María Morelos se distinguió como un jefe enérgico.
El 24 de noviembre en una batalla en los montes que rodean Guanajuato, el ejército independentista perdió gran cantidad de soldados y más de 20 cañones.
Se resiste la pluma a escribir las matanzas ocurridas en la Alhondiga de Granaditas, en donde fueron asesinados los españoles presos que permanecían en poder del ejército de Hidalgo. En venganza el jefe realista Félix Calleja también ordenó la matanza de personas inocentes en la ciudad.
Guanajuato había sido tomada por Hidalgo en donde estableció una casa de moneda y otras importantes medidas. Enseguida la ciudad cayó en poder de los realistas quienes llegaron al extremo de fusilar y ahorcar a los independentistas.
Hidalgo es considerado como el Padre de la Patria. En diciembre entró en la ciudad de Guadalajara en medio del reconocimiento de la población que veía en él al caudillo de la libertad.
Previo a ingresar Hidalgo en Guadalajara hubo combates en donde fallecieron personas bien conocidas en la ciudad. Murieron defendiendo la causa realista.
Hidalgo y José María Morelos iniciaron el levantamiento del pueblo y soportaron en el cadalso su noble patriotismo. Se puede decir que no esperaron beneficio personal alguno.
Continuará.