España se olvida de tensiones territoriales con el tí­tulo mundial


Los miembros de la selección campeona de futbol fueron recibidos en Madrid por las principales autoridades del Reino, como en la gráfica, que fueron recibidos por el primer ministro José Luis Rodrí­guez Zapatero. FOTO LA HORA: AFP ANDER GILLENEA

Al menos por unos dí­as, el éxito de España en el Mundial de futbol parece hacer olvidar las tensiones territoriales y regionalistas del paí­s, forjando una unión nacional alrededor del trofeo, como ocurrió con Francia y su composición racial en el Mundial-1998.


«España unida gracias a sus campeones» o «Metáfora de una nación»: los editoriales de la prensa más conservadora alababan este lunes la comunión inédita en todo el paí­s, alrededor de la bandera rojigualda, durante mucho tiempo asociada por muchos a la dictadura de Francisco Franco.

«La selección ha terminado con el velo que escondí­a el deseo de expresar algo tan básico como el orgullo de ser español», decí­a el periódico ABC.

El seleccionador de la «Roja», Vicente Del Bosque, habí­a subrayado el domingo el carácter ejemplar del equipo, que integra a jugadores catalanes, madrileños, andaluces, un vasco o un asturiano, entre otros.

«Favorecemos una mejor relación entre las comunidades autónomas del paí­s», dijo el estratega de la «Roja», que con su carácter humilde y poco aficionado a las polémicas ha conseguido el mayor éxito del paí­s en su historia futbolí­stica.

La fiebre mundialista ha llegado hasta lugares donde hace poco parecí­a difí­cil, como Cataluña y el Paí­s Vasco, donde existen fuertes tensiones nacionalistas y donde la bandera española no se ve con tanta frecuencia como en otros lugares del paí­s.

En Barcelona, más de 75.000 aficionados se reunieron en la Plaza de España, al pie de la «Montaña Mágica» y olí­mpica de Montjuic, para seguir la final contra Holanda en una pantalla gigante.

Muchos de ellos, con colores del Barí§a, equipo que constituye la columna vertebral de la «Roja» y que ha conseguido un pleno: los ocho goles son de jugadores del Barí§a, dos de Andrés Iniesta -incluido el decisivo en la final-, uno de Carles Puyol y cinco de la nueva estrella, el asturiano David Villa.

Un dí­a antes de la final, Barcelona habí­a acogida una gran manifestación en defensa del nuevo Estatuto de Autonomí­a, recortado recientemente por una sentencia del Tribunal Constitucional, lo que ha sido considerado como un agravio por los sectores más nacionalistas.

En el Paí­s Vasco, la situación es similar. «La euforia de la Roja pasará. Y volveremos a la realidad (…) el problema vasco continúa», señaló íñigo Urkullu, presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), tradicionalmente en el poder en el Parlamento de Vitoria y en la oposición desde 2009.

Fue precisamente en Cataluña y el Paí­s Vasco donde se produjeron los incidentes más destacados, más allá de dos muertos por accidentes.

Un total de 21 personas fueron detenidas en Barcelona y 74 resultaron heridas, mientras que en el Paí­s Vasco se procedió a tres detenciones, las de unos radicales que habí­an intentado agredir a hinchas que celebraban la victoria española.

El miércoles, en Pamplona, en la región parcialmente vascófona de Navarra, un fanático de la «Roja» habí­a sido apuñalado por llevar la camiseta del equipo, según las autoridades municipales.

La alegrí­a registrada estos dí­as en Cataluña o el Paí­s Vasco «muestra únicamente que el nacionalismo no tiene la exclusividad de la representación polí­tica en esas regiones», señaló el redactor jefe de la agencia Vasco Press, Florencio Domí­nguez.

«Pero el nacionalismo no va a cambiar. Las realidades territoriales, los problemas de identidad nacional no desaparecen por un éxito deportivo», estimó.

Durante la semifinal España-Alemania (1-0), un importante cargo electo vasco se hizo notar en un restaurante alemán de Bilbao, apoyando como cualquier hincha teutón al equipo de Joachim Lí¶w, que terminó eliminado.

ECONOMíA Esperan dividendos


España, en plena depresión económica, espera tocar los dividendos de su victoria en el Mundial de futbol pero, más allá de la euforia reinante, el desempleo bate récords y el crecimiento no despega.

«Ganar un Mundial desde luego es una prueba de que cuando nos proponemos algo lo conseguimos y que además nos crecemos ante las dificultades. Todo eso es bueno, la confianza en nuestro paí­s dentro y fuera», aseguró el lunes la ministra de Economí­a del gobierno socialista, Elena Salgado.

El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, habí­a indicado el jueves pasado que habrí­a que revisar al alza el PIB (Producto Interior Bruto) español para 2010 en caso de victoria de «La Roja». El gobierno apuesta por el momento a una contracción de la actividad del 0,3% con respecto a 2009.

Golpeada por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008 conjugado con la crisis financiera internacional, España se debate para salir de la recesión, con una modesta alza del PIB de 0,1% en el primer trimestre de 2010.

El í­ndice de desempleo se eleva a 20%, récord de la zona euro, el déficit explotó a 11,2% del PIB y los observadores estiman que el paí­s afronta varios desafí­os para salir de la crisis: reformar su mercado laboral y su sistema bancario y contener su gasto público.

Pero la victoria podrí­a aliviar en forma temporaria los males españoles, por ejemplo gracias a un impulso en el consumo de los hogares.

El triunfo «puede ayudar al consumo», estima Josep-Maria Sayeras, economista en Esade, advirtiendo al mismo tiempo que de todos modos «hay muchas nubes en el horizonte».

«Cuando una sociedad está feliz, siempre se traslada al consumo», declaró a la AFP Miguel Angel Fraile, secretario general de la Confederación española de Comercio, que agrupa cerca de 450.000 comerciantes minoristas.

«Seguro que el consumo va a aumentar. No sabemos en que cuantí­a», agregó.

Un estudio del banco ABN Amro efectuado en ocasión del Mundial 2006 evocaba un aumento de 0,7% en el crecimiento proyectado para el campeón, una cifra que parece demasiado ambiciosas para varios economistas.

Un elemento que podrí­a frenar el entusiasmo de los consumidores es que el endeudamiento privado español ya es elevado, del 178% del PIB, y que la mala situación del empleo deberí­a limitar el consumo.

Según un estudio del gabinete Nielsen, la confianza de los consumidores alcanzó en el segundo trimestre del año un nivel bajo récord.

Un sector económico que podrí­a aprovechar el efecto del Mundial es el del turismo, que aporta el 10% del PIB. España es el tercer destino turí­stico detrás de Francia y Estados Unidos.

«Es muy positivo para el turismo», declaró a la AFP Marcio Favilla, director ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), con sede en Madrid.

«En la promoción turí­stica, la imagen positiva es muy importante», explica Favila, agregando que ciudades como Barcelona y Madrid, que albergan a los dos equipos más grandes del paí­s, deberí­an «capitalizar la victoria lo más temprano posible».