Gobierno contra las cuerdas


Liliana Bettencourt (I) y su hija Fraí§oise, dueñas de L

El escándalo polí­tico-fiscal en torno a la mujer más rica de Francia, Liliane Bettencourt, y las relaciones de ésta con algunos miembros del gobierno mantiene contra las cuerdas al ejecutivo que preside Nicolas Sarkozy.


El paí­s asiste con interés a este folletí­n, que para algunos alimenta serias sospechas de financiación ilegal en favor del partido gobernante de derecha (UMP), y para otros es un interesado ataque contra el poder polí­tico.

El caso estremeció esta semana a la propia jefatura del Estado, tras las declaraciones de la ex contable de Liliane Bettencourt, heredera del imperio de cosméticos L»Oréal.

El presidente Sarkozy pensaba haber limpiado la atmósfera polí­tica francesa -viciada por acusaciones de gastos excesivos o de abusos de algunos ministros- con la destitución el pasado fin de semana de dos secretarios de Estado.

En una entrevista, la ex contable Claire Thibout -despedida en 2008 por la heredera de L»Oréal- aseguró que Sarkozy era un invitado «habitual» en la mesa de los Bettencourt y «recibí­a su sobre» con dinero cuando era alcalde de Neuilly, un lujoso suburbio de Paris, de 1983 a 2002.

La publicación de esta entrevista generó esta semana una violenta polémica, que llegó incluso al parlamento, con apasionadas disputas y el abandono del hemiciclo por parte de los diputados socialistas de la oposición.

El partido en el poder criticó duramente el sitio internet que informa sobre el escándalo, Mediapart, dirigido por Edwy Plenel, un ex jefe de redacción del diario Le Monde que fue acusado de utilizar «métodos fascistas».

«Mediapart no utiliza métodos «fascistas» sino democráticos. Somos periodistas profesionales», replicó Plenel.

La ex contable fue interrogada nuevamente por la policí­a el miércoles por la noche, denunció la «novela de Mediapart» y aseguró que «jamás habí­a dicho que se entregaban regularmente sobres a Sarkozy».

Los extractos de estos interrogatorios, oportunamente filtrados por algunos diarios, permitieron a la presidencia francesa cantar victoria. «Siempre se agradece el hecho de que la verdad sea restablecida», se felicitó el secretario general del palacio del Elí­seo (presidencia), Claude Guéant, quien acusó a algunos medios y a miembros de la oposición de utilizar «métodos de cloaca» para «ensuciar» al gobierno.

Sin embargo, la ex contable mantuvo sus declaraciones relativas al ministro de trabajo, Eric Woerth, cuya mujer habí­a trabajado para una sociedad que administraba parte de la inmensa fortuna de Liliane Bettencourt.

Thibout contó que el administrador de la fortuna Bettencourt, Patrice de Maistre, le habí­a pedido durante la campaña presidencial de 2007 -en la que fue elegido Sarkozy– que le entregara 150.000 euros en efectivo ya que «debí­a organizar una cena con Woerth» para darle a éste ese dinero.

Woerth, muy enfadado, negó rotundamente «haber recibido jamás un sólo euro de forma ilegal» para financiar campañas, y anunció que iba a querellarse por denuncia calumniosa.

El viernes por la mañana, se llevaban a cabo dos requisas en el domicilio de Patrice de Maistre, y en la sede de la sociedad Clymí¨ne, que administra los bienes de Liliane Bettencourt, según fuentes próximas a la investigación.