Presidentes latinoamericanos se convierten en caricaturas


Una docena de lí­deres iberoamericanos naufraga e intenta sobrevivir a duras penas en una isla desierta: así­ comienza «La Isla presidencial», una serie de animación creada en Venezuela que convierte a los dirigentes en cómicas caricaturas ya populares en América Latina y España.


«Después de que el Rey de España mandara callar a (el presidente venezolano Hugo) Chávez en una cumbre (en 2007) nos pareció divertido situar a todos los lí­deres fuera de contexto y hacerlos sobrevivir mostrando todos sus defectos», explican Oswaldo Graziani y Juan Andrés Ravell, creadores de esta serie, cuyos tres primeros capí­tulos circulan únicamente por internet (www.islapresidencial.com).

La ingenuidad de un Evo Morales al ver por primera vez el mar, la rivalidad entre Chávez y el presidente saliente colombiano ílvaro Uribe, la supuesta afición de Lula por el buen vino, el irresistible deseo del rey de España por dar órdenes o los encantos de Cristina Kirchner recorren esta peculiar isla.

«La serie se hace casi sola. Tenemos unos presidentes llamativos y caricaturescos. Chávez, por ejemplo es un humorista. El mismo nos hace los guiones. Evo tiene unas declaraciones que ni al mejor guionista de humor se le ocurrirí­an», apunta Ravell.

El éxito de «La Isla Presidencial» ha sobrepasado las previsiones más optimistas de sus creadores, que lanzarán el próximo domingo el cuarto capí­tulo de la saga, en la que los presidentes de izquierda y de derecha disputan un partido de fútbol para decidir quién huirá de la isla en una precaria balsa.

«Tení­amos mucho cariño por este proyecto, pero estamos sorprendidos por la repercusión y alcance dentro y fuera de Venezuela», explican.

Inspirándose en series como «Lost» (Perdidos), donde un grupo de personas quedan atrapadas en una isla, los creadores de esta historia juegan con la actualidad y aseguran no hacer distinciones a la hora de tratar a sus protagonistas.

«La idea es burlarse de todos por igual», afirman.

«Tratamos también de no escribir ningún capí­tulo con mucho adelanto porque en América Latina nunca se sabe lo que puede pasar. Un presidente puede ser hasta tumbado», agregan.

En este momento, un nuevo grupo de célebres «náufragos» esta a punto de llegar «de alguna manera» a la isla presidencial. Sus nombres son Juan Manuel Santos, Sebastián Piñera y José Mujica, entre otros.

«No sabemos si a los presidentes les gusta la serie. No hemos recibido ningún comentario. Quizá lo estén disfrutando. Ojalá Chávez en su despacho la viera. Seguro que le darí­a risa ver cómo todos acaban dormidos mientras él habla durante horas», afirma Graziani.

«Sabemos por ejemplo que hay mucha gente de izquierda que se rí­e mucho de cómo parodiamos a Uribe», agrega Ravell.

El trabajo voluntario y la autofinanciación les permiten por ahora prever nuevos capí­tulos de la isla, cuya animación se hace en Argentina.

«La audiencia nos pide más capí­tulos (…) pero en Venezuela y en América Latina en general financiar productos con contenido polí­tico es muy difí­cil», lamentan.

Para Emilio Lovera, célebre humorista venezolano que pone la voz a todos los lí­deres perdidos, esta serie «resalta lo que la gente más recuerda de estos dirigentes» y lo exagera hasta hacer una caricatura.

De todos los presidentes, el más difí­cil de imitar le resulta el mexicano Felipe Calderón y los más divertidos Morales y Lula da Silva, a los que no resiste la tentación de parodiar incluso en medio de una entrevista.

«Si la isla fuera real, todos ellos morirí­an. La pregunta es quién morirá primero, quién depende más de sus aliados. Yo creo que serí­a Evo porque no sabe nadar y nunca vio el mar. El último superviviente serí­a tal vez el ecuatoriano Rafael Correa», estimó.

Este humorista lamenta la pérdida del sentido del humor en gobiernos como el venezolano. «Chávez es chistoso pero obliga a los demás a reí­rse de sus bromas. El humor verdadero es el que provoca la risa franca», concluye.