México elige gobernadores


Propaganda polí­tica del candidato a gobernador por el PRI en Tamaulipas. FOTO LA HORA: AFP Luis Acosta

Las elecciones de mañana en casi la mitad de los Estados de México, precedidas por una inédita saga de asesinatos polí­ticos atribuidos a la mafia, incluido el de un candidato favorito, podrí­an derivar en un referendo sobre la polí­tica contra el crimen del gobierno federal.


Estos homicidios convirtieron a la violencia en eje de la campaña para unos comicios en los que se eligen congresos en 14 estados, gobernadores en 12 de ellos, y alcaldes en unas 1.500 poblaciones.

El asesinato el lunes de Rodolfo Torre, favorito para ganar la gobernación de Tamaulipas (noreste), es la más fuerte irrupción de la violencia en una campaña polí­tica mexicana desde 1994, cuando un pistolero mató al candidato presidencial oficialista Luis Donaldo Colosio.

Pero la campaña ha estado también salpicada de denuncias de espionaje, uso de recursos públicos para incidir en los resultados y la detención de un candidato de izquierda acusado de ví­nculos con el narcotráfico.

«Estas elecciones están muy manchadas, desde luego por la violencia, la vinculación de algunos candidatos con el narcotráfico (…) y las trampas en las que han incurrido los gobiernos» estatales y federal, resumió José Antonio Crespo, politólogo e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica.

Al asesinato de Torre se suma el de otro candidato en Tamaulipas en mayo -un aspirante a una alcaldí­a por el Partido de Acción Nacional (PAN) del presidente Felipe Calderón-, y los homicidios de varios alcaldes y funcionarios en los estados de Chihuahua (norte) y Oaxaca (sur).

Estos crí­menes son parte de los más de 23.000 atribuidos al narcotráfico desde que el presidente Felipe Calderón, tras asumir en diciembre de 2006, declaró la guerra a los carteles y desplegó a los militares para combatirlos.

«La violencia refleja la escalada de esta guerra de confrontación directa con el narcotráfico que está alcanzando los niveles que alcanzó en Colombia», donde los carteles llegaron a asesinar a tres candidatos en las presidenciales de 1990, añadió Crespo.

Tras el homicidio del lunes, Calderón propuso en un mensaje a la nación un frente multipartidario contra el crimen organizado, iniciativa que rechazó el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tildándola de oportunista.

«Calderón lanza la idea que está llamando al diálogo, pero es un diálogo para legitimar la estrategia que él ha seguido. Por eso hay resistencia del PRI», explicó René Alejandro Jiménez, coordinador de la unidad de análisis sobre violencia social de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Y es que para el PRI la elección de este domingo es un termómetro de cara a las elecciones de 2012, cuando aspira a retornar al poder que tuvo en forma monopólica por siete décadas hasta que el PAN (centro-derecha) lo derrotó en las presidenciales hace diez años.

El PRI tiene en sus manos 9 de las 12 gobernaciones en juego. En cuatro (Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Veracruz) podrí­a perder en cerrada votación ante el PAN, que acude en ellos en una hasta hace poco impensable alianza con el Partido de Revolución Democrática (PRD, izquierda).

Para el partido gobernante cualquier derrota «podrí­a acelerar el cambio de lí­der nacional, pero sobre todo debilitarí­a la imagen del gobierno federal y del presidente Calderón», según Nydia Iglesias responsable del área de estudios polí­ticos del privado banco Banamex.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, calificó el asesinato del candidato en Tamaulipas como un «crimen abominable que apunta al corazón de la democracia mexicana».

La frase parece describir el sentimiento de muchos mexicanos -especialmente en los estados más agobiados por el crimen- que tienen miedo de votar o dejaron de creer en la utilidad de hacerlo por candidatos que pueden ser aliados de la mafia o ví­ctimas de ella, coinciden los especialistas.