La turbulencia polí­tica


En realidad pocas veces en la historia del paí­s se ha vivido tanta turbulencia polí­tica como la que hoy sufre Guatemala, no sólo por las renuncias de ministros de Estado y los errores garrafales del Gobierno en numerosos nombramientos, el último de los cuales era de un individuo con orden de captura, lo que habla muy mal del proceso de calificación que debe hacerse de los funcionarios y que también se evidenció terriblemente con el paso del señor Salvador Gándara por el Ministerio de Gobernación.


Pero en realidad toda la turbulencia, incluyendo esos problemas en el equipo de gobierno y los que ya se anticipan para el futuro no muy lejano, tienen que ver con la sucesión presidencial que es manejada de manera directa y exclusiva por quien realmente tiene el poder. Nunca habí­a sido tan obvio que el Presidente de nuestro paí­s no tení­a verdadero poder de decisión como ahora, porque es justamente su esposa quien toma las decisiones más importantes y trascendentes y todas tienen que ver directamente con su propia aspiración a asumir la Presidencia, lo que ha dejado al ingeniero Colom en un pobre predicado porque a ojos de la opinión pública no queda duda de cómo es que funciona la jerarquí­a de mando en el paí­s. Primero fue la anulación total de la figura del Vicepresidente que ya no es siquiera una figura decorativa porque simplemente no pesa en ningún sentido. Gráficamente lo expresó el mismo Colom cuando, hablando de que Espada pudiera sustituirlo en el proceso de designación del Fiscal General, dijo que el Vice jamás harí­a algo sin preguntarle antes a él, lo que confirma que no tiene esfera propia. Pero los cambios de Gabinete dan la sensación de que tampoco el Presidente tiene mucho que decir, porque los dos ministros que ahora se fueron, Meany y Fuentes Knight, eran amigos personales del mandatario y siempre se reputó que respondí­an directamente al despacho presidencial porque el primero fue un financista de al menos dos campañas que se mantuvo estrechamente vinculado con Colom y el otro fue su compañero de colegio en el Liceo Guatemala y por ese ví­nculo de juventud se involucró en el equipo. Las presiones para ambos fueron siempre muy duras, según lo que ellos mismos comentaron en varias ocasiones, y ninguno de los dos era de la simpatí­a de la señora de Colom. Meany por ser visto como muy amigo de los empresarios y Fuentes porque trataba de retardar las transferencias hacia Cohesión Social, acaso pensando en los antecedentes de otros ministros que están procesados por haber hecho transferencias. El caso es que ambos se fueron por la presión que es, en general, causa de la enorme turbulencia que hay en el paí­s y que traerá en breve otros cambios.