Como acontece con los días que se institucionalizan, en el presente mes se celebra el Día del Maestro. Evocar la importancia y trascendencia de los maestros es referirnos a esas mujeres, a esos hombres que después de nuestra familia, de nuestros padres y abuelos son los que más trascendencia, más importancia tienen en los niños y los jóvenes adultos.
jfrlguate@yahoo.com
En todo país la profesión de maestro implica respeto, autoridad, ejemplo de ello se deriva la importancia y la trascendencia que esta profesión conlleva. Un buen maestro en cada uno de los grados y niveles de la educación de nuestros connacionales es determinante. De hecho, la calidad del maestro implica enorme trascendencia en el futuro de los educandos.
Si retrocedemos mentalmente, difícilmente habrá quién no se recuerde de sus maestros, también, quién no se recuerde quiénes fueron buenos, eficientes y quiénes no deberían haber sido sus mentores.
Guatemala, al igual que todos los países del mundo, especialmente los países en vías de desarrollo, sabe que el presente y el futuro de la nación descansan en la educación y por tanto en los educadores.
La responsabilidad del maestro debe estar complementada por las autoridades administrativas, por el Ministerio de Educación, quienes son los responsables que se amplíe el contenido de lo que se imparte en la primaria y secundaria, de la misma manera que son las autoridades universitarias las responsables de la calidad educativa y formación de los profesionales universitarios.
Tener un maestro deficiente, un maestro que se ausenta, que medio llega porque no se le fiscaliza por los padres, las autoridades municipales, departamentales y nacionales, es prácticamente un crimen.
La educación constituye los cimientos del desarrollo de la vida del ser, reconociendo ello, los padres, la familia hace el sacrificio que sea necesario para que la familia y sus hijos reciban la mejor educación disponible. No hay inversión más importante que la inversión en el intelecto de la juventud. Celebrar al maestro, reconocerlo en su día debe ser una obligación tanto de alumnos como de los padres de los mismos.
Todo gobierno, a todo nivel, municipal, departamental o nacional, debe reconocer al educador. Todo maestro debe de hacer su evaluación, su autocrítica y si por alguna circunstancia no está desarrollando la labor docente que él sabe debe realizar, debe tener la hidalguía de retirarse de la actividad docente y darle así la oportunidad para que otra persona cumpla la tarea más adecuada, se desarrolle como docente.
El educador nunca termina, nunca está totalmente preparado porque la ciencia y el conocimiento permanecen en constante cambio, tampoco termina su satisfacción porque él como sembrador de conocimiento mira día a día, año a año florecer la semilla del saber en la mente de los niños, los jóvenes y adultos que en la escuela, el colegio y la universidad reciben el conocimiento que él imparte.
El maestro tiene sin lugar a dudas una de las tareas humanas más satisfactorias. El sabe que su labor es tan importante que por esa misma razón a Jesucristo se le conoce como Divino Maestro y a él se le confía los más preciado: los niños, los educandos, por ello este día que se celebra el Día del Maestro debe ser de orgullo, alegría y satisfacción