Giuliani por los republicanos


Candidato. El republicano Rudy Giuliani (D) en una entrevista con el presentador Larry King donde abordó la posibilidad de su candidatura presidencial.

El ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, que alcanzó su máxima popularidad tras los atentados del 11 de setiembre de 2001, se lanza a la investidura del Partido Republicano del presidente George W. Bush en inmejorables condiciones, según muestran las últimas encuestas.


Según un sondeo de opinión realizado entre el viernes y el domingo de la semana pasada y publicado este miércoles en el diario USA Today, Giuliani aventaja al influyente senador por Arizona John McCain por 16 puntos (40% contra 24%), diferencia que hace un mes era de cuatro puntos.

Giuliani y McCain son los dos precandidatos más destacados del campo republicano, pero al menos otros cinco de sus filas han anunciado u oficializado sus intenciones de participar de la carrera.

Desde que en noviembre último anunciara sus intenciones presidenciales, Giuliani se ha dedicado a armar un equipo y una estrategia de campaña, aprovechando su condición de figura emblemática de la tragedia del 11 de setiembre.

Aquel dí­a, Giuliani se convirtió en í­dolo por su capacidad de reacción, su presencia en el lugar, su compasión por las ví­ctimas, que le valieron el tí­tulo de personalidad del año entregado por la revista Time.

Sin embargo, el itinerario de Rudolph Giuliani, nacido en mayo de 1944 en una modesta familia italo-norteamericana, no careció de tropiezos. Su gestión al frente de la alcaldí­a (1993-2001) sigue siendo fuente tanto de elogios como de crí­ticas.

En el momento de los atentados, el ex procurador federal, campeón de la lucha contra las mafias, era elogiado por su papel en la caí­da de la criminalidad, que convirtió a Nueva York en una de las ciudades más seguras del paí­s. Su capacidad de sanear las finanzas municipales también es subrayada.

Se le reconoce ese talento para gestionar situaciones de crisis: ya sea un incendio o un accidente, sabe estar en el lugar apropiado con la gorra puesta, incluso en plena noche, para dar seguridad ante las cámaras.

Pero son muchos, particularmente entre latinos y negros, los que no le perdonan su apoyo incondicional a las fuerzas de seguridad.

Otros le recuerdan y reprochan su estilo autoritario, su tono áspero y su cruzada contra el museo de Brooklyn a causa de un lienzo considerado ofensivo hacia la virgen Marí­a.

Tras culminar su mandato en la ciudad de Nueva York fundó una empresa de consultorí­a en temas de seguridad, y tras dos años de relativo alejamiento de la vida polí­tica, en 2004 puso toda su popularidad y su dotes de orador al servicio de la reelección de Bush, recorriendo el paí­s para conquistar votantes.

Su compromiso fue tan intenso y sus palabras contra el candidato demócrata tan feroces que muchos pensaron que Giuliani ocuparí­a un lugar importante en la segunda administración Bush.

Esas previsiones no se cumplieron y el ex alcalde anunció finalmente en noviembre pasado sus intenciones de luchar por la candidatura presidencial del Partido Republicano, intenciones que oficializó la semana pasada.

Y los primeros sondeos indican que dará pelea hasta el final.

Algunos predicen, sin embargo, que tendrá dificultades para convencer al sector más conservador del electorado republicano, a causa de sus posiciones relativamente progresistas en temas como la legalización del aborto y el control de armas. En enero pasado anunció que apoyaba la decisión de Bush de aumentar las tropas en Irak.

Este ex demócrata convertido en republicano está en campaña, a pesar de que acaba de olvidar en una habitación de hotel una copia de su estrategia para las presidenciales de 2008.

El documento de 140 páginas revela cómo pretende llevar a cabo su campaña y como recaudar 100 millones de dólares para financiarla este año, según The New York Daily News.

La pérdida del documento es «una metida de pata potencialmente desastrosa para Giuliani en las fases previas de su campaña», explicó el diario.

Al Gore desiste.

El ex vicepresidente estadounidense Al Gore, heraldo de la lucha contra el calentamiento global, no piensa entrar en la carrera por la Casa Blanca en 2008.

«No tengo la intención de presentarme a la elección presidencial», afirmó Gore en una entrevista en Los Angeles con la cadena británica de televisión BBC.

«En ninguna circunstancia contemplo presentarme» a los comicios presidenciales, insistió, estimando que habí­a que hacer polí­tica de otra manera.

Ex candidato derrotado del Partido Demócrata a la presidencia en 2000, Gore recorre actualmente el mundo con su documental «Una verdad incómoda» («The Awful Truth») en el que advierte sobre los riesgos de catástrofes ecológicas.