Operación «Orden y Ley»


Operativo. Soldados iraquí­es revisan a un hombre en la ciudad de Bagdad, como parte de la operación de seguridad.

La operación «Orden y Ley», puesta en marcha para pacificar Bagdad, fue reforzada el jueves, jornada en la que aviones de caza sobrevolaron la capital iraquí­, donde al menos 11 personas murieron en atentados en varias partes de la ciudad.


Militares estadounidenses y fuerzas de seguridad iraquí­es «aceleraron el ritmo de sus operaciones en varios sectores de la ciudad», anunció el ejército de Estados Unidos en un comunicado.

«Registros y rastreos se llevaron a cabo en múltiples sitios», precisó el ejército, que también anunció el arresto de 14 «sospechosos».

«Tres terroristas» resultaron muertos y otros 49 detenidos en Abu Ghraib, cerca de la capital, afirmó la comandancia militar iraquí­ de Bagdad.

La operación «Orden y Ley» ha establecido amplios poderes para la policí­a y el ejército iraquí­, además de fijar el despliegue de 85.000 hombres, entre 50.000 policí­as y soldados iraquí­es y unos 35.000 efectivos militares estadounidenses.

«La operación para pacificar Bagdad llevará su tiempo y no se podrán descartar hechos de violencia», afirmó el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, el miércoles».

El alto mando de la principal milicia chiita en Irak, el Ejército de Mahdi, ordenó la salida del paí­s de algunos de sus principales dirigentes, informó la oficina del presidente iraquí­, Jalal Talabani.

El Ejército de Mahdi fue acusado por un informe del Pentágono de diciembre de 2006 de ser «el grupo con un impacto más negativo actualmente sobre la seguridad en Irak».

La milicia, que cuenta con entre 10.000 y 60.000 miembros, ha sufrido la creciente presión de las tropas estadounidenses e iraquí­es en los últimos tiempos. Desde diciembre de 2006 han sido arrestados 600 de sus miembros.

En Bagdad, unas 17.000 personas murieron en 2006 debido a la violencia entre chiitas y sunitas, según la ONU.

Pese a la operación «Orden y Ley», sangre iraquí­ volvió a derramarse este jueves en la capital iraquí­.

Al menos cuatro personas murieron y 20 resultaron heridas por la explosión de dos coches bomba en Dura (oeste), una zona mayoritariamente sunita. Otro coche bomba causó la muerte de siete personas en Sadr City, el gran bastión chiita situado al este del rí­o Tigris.

En Kirkuk, tres guardias del ministro de Asuntos Extranjeros de Irak, Hoshyar Zebari, que se desplazaban en un vehí­culo, fallecieron al ser objetos de una emboscada. Los dos restantes pasajeros del auto fueron heridos, declaró a la AFP el general Abas Mohamed Amine.

Según una fuente de seguridad, veinte cuerpos no identificados fueron hallados la noche del miércoles en Bagdad, cifra relativamente baja si se compara con las que se registraban anteriormente en la capital.

En Basora (550 km al sur de Bagdad) se «intensificaron los controles de acceso a la ciudad», informó un jefe de la policí­a local, Mohamed al-Mussawi.

Cerca de 200 soldados del ejército británico, desplegados en la región, así­ como 1.200 efectivos iraquí­es, mantienen sitiada la ciudad y cerraron un paso fronterizo hacia Irán.

Unos 150 rebeldes sunitas, «relacionados con Al Qaida», realizaron un frustrado ataque contra las fuerzas de seguridad en Hawiya (220 km al norte de Bagdad), señaló una fuente militar. Nueve de los agresores resultaron muertos.

El ejército de Estados Unidos, por su parte, anunció el fallecimiento de un militar el miércoles en la provincia sunita de Al-Anbar (oeste), lo que incrementó a 3.126 el número de muertos estadounidenses desde la invasión de Irak, en marzo de 2003.

Por su parte, el gobierno iraquí­ desmintió, por medio de un consejero del primer ministro, Sami al-Askari, que el jefe radical chiita, Moqtada Sadr, se haya refugiado en Irán y aseguró que sólo se trata de una «estadí­a breve».