La policía israelí se desplegó en masa en la parte antigua de Jerusalén en previsión de eventuales incidentes por los controvertidos trabajos que efectúa Israel al pie de la Explanada de las Mezquitas, donde miles de fieles musulmanes irán para la oración del viernes.
El muftí de Jerusalén, Mohamed Hussein y el jefe del movimiento islámico árabe israelí Raed Salah llamaron a una nueva «jornada de movilización» contra los trabajos hoy viernes.
Las obras emprendidas por Israel fueron denunciadas como un atentado a la Explanada de las Mezquitas, tercer santo lugar del Islam, después de La Meca y Medina.
El jueves, el jeque Salah, al que se le prohibió durante 60 días ir a la ciudad antigua de Jerusalén por su participación la semana pasada en una manifestación «ilegal» contra los trabajos, afirmó que va a ignorar la prohibición y que iría a la explanada para orar.
Desde la madrugada de este viernes, unos 3.000 policías y guardias fronterizos están desplegados en la ciudad antigua y en los alrededores, indicó el jefe de la policía de Jerusalén, Ilan Franco.
«Sólo los musulmanes de más de 50 años que poseen una cédula de identidad entregada por Israel y las mujeres serán autorizadas para ir a orar en el lugar», destacó Mickey Rozenfeld, portavoz de la policía israelí.
El viernes pasado, el acceso había sido autorizado para los musulmanes de más de 45 años. Veinte palestinos y 15 policías israelíes resultaron heridos en los enfrentamientos que se produjeron entonces.
El primer ministro israelí Ehud Olmert anunció al término de un encuentro con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara, que aceptaba recibir un equipo de expertos turcos que verificaría en el terreno que los trabajos no ponen en peligro los santos lugares musulmanes.
Según Olmert «Israel no tiene nada que esconder», pero su decisión provocó revuelo en los medios de la derecha israelí.
El líder del Likud en el Parlamento, Gideon Saar, denunció la venida de una misión de expertos turcos «como un atentado contra la soberanía de Israel en el sector oriental de Jerusalén» en declaración a la radio militar.
«Olmert pone está subastando a Jerusalén», acusó por su parte el diputado Yuval Steiniz del Likud.
La ciudad antigua se encuentra en el sector oriental de Jerusalén ocupado y luego anexado por Israel después de la guerra de junio de 1967.
Los palestinos quieren que la parte oriental de Jerusalén sea la capital de su futuro Estado.
Israel inició excavaciones arqueológicas antes de colocar vigas de apoyo para una rampa que lleva a la puerta de los Magrebíes en la explanada.
Según la Oficina de bienes religiosos musulmanes en Jerusalén, los trabajos ponen en peligro los cimientos de la explanada, donde se encuentra la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca.
Israel afirma que los trabajos apuntan exclusivamente a instalar una nueva rampa, pues la actual estructura de madera fue dañada por una tempestad de nieve en 2004.
Los trabajos de construcción de la rampa fueron suspendidos debido a la reacción que provocaron en el mundo musulmán y entre los palestinos.
Por el contrario, las excavaciones arqueológicas continúan.
La explanada fue construida sobre el Templo judío destruido por los romanos en el año 70 del cual sólo queda el muro oeste, llamado de los Lamentos, lugar de alto simbolismo para los judíos.
La Policía israelí detuvo a unos quince palestinos alrededor de la ciudad vieja de Jerusalén, en una nueva jornada de enfrentamientos, hoy día de los tradicionales rezos musulmanes del viernes.
La Policía israelí acordonó toda la zona colindante con la mezquita de Al Aqsa desde el amanecer con un despliegue de unos 3.000 agentes, que impidieron el acceso a varones menores de 50 años y mujeres menores de 40.
Cuatro de los detenidos, dijeron fuentes policiales, se enfrentaron a los agentes en las distintas puertas de la ciudadela al tratar de forzar su entrada a los rezos.
Los demás, agregaron, son seguidores del jeque Raed Salah, líder de la facción norte del Movimiento Islámico de Israel, y quien hoy no pudo entrar a la explanada debido a una orden de alejamiento de las autoridades judiciales.
Salah, conocido por sus controvertidos discursos y sermones, convocó una protesta en una zona de Jerusalén Este conocida como Wadi Joz, a unos cientos de metros de las murallas de Jerusalén.
Allí, tras rezar con cientos de fieles, lanzó un encendido sermón contra Israel en el que alentó a una nueva Intifada.