Irán anunció hoy la próxima construcción de un nuevo reactor de investigación científica, desafiando las presiones internacionales y las sanciones que hace una semana le impuso la ONU por su programa nuclear.
«Estamos preparando la construcción de un reactor más potente que el de Teherán para producir radioisótopos, y este reactor empezará a funcionar próximamente en el país», declaró el jefe del programa nuclear iraní, Alí Akbar Salehi, citado por la página internet de la televisión estatal.
El responsable de la Organización de Energía Atómica Iraní (OEAI) no especificó en qué estado de desarrollo se encuentra el proyecto, la potencia del nuevo reactor, ni dónde se construirá.
Irán dispone actualmente en Teherán de un reactor de investigación nuclear de 5 megavatios construido antes de la revolución islámica de 1979.
La República Islámica lanzó en febrero la producción de uranio enriquecido al 20% para, según la versión oficial, fabricar combustible para este reactor, una decisión que desató una nueva crisis con la comunidad internacional. Esta última sospecha que Teherán, pese a sus reiterados desmentidos, intenta dotarse del arma atómica.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó la semana pasada, con el voto en contra de Brasil y de Turquía y la abstención del Líbano, una nueva resolución acompañada de sanciones que pide a Irán, entre otras cosas, la suspensión del enriquecimiento de uranio.
Teherán rechazó esta resolución, así como las anteriores, y excluyó detener la producción de uranio enriquecido al 20%.
En un acuerdo firmado el 17 de mayo con Brasil y Turquía, la República Islámica aceptó canjear en territorio turco 1.200 kilos de uranio débilmente enriquecido (a 3,5%) contra 120 kilos de combustible enriquecido al 20%, para alimentar su reactor de investigación médica de Teherán.
Esta propuesta no es muy diferente de la que hizo en septiembre el llamado grupo de Viena compuesto por Estados Unidos, Rusia y Francia, para crear un «clima de confianza» respecto al programa nuclear iraní.
La oferta del grupo de Viena fue rechazada por Teherán y las grandes potencias recibieron con frialdad la propuesta tripartita de Irán, Brasil y Turquía, juzgando que llegaba muy tarde y que Irán buscaba sobre todo ganar tiempo.
Estados Unidos recordó sin embargo el martes que «la vía diplomática sigue siendo posible» en paralelo a las sanciones si Irán toma «medidas concretas para responder a sus obligaciones internacionales».
Salehi replicó este miércoles que Irán también elaboró una «doble estrategia» para responder a la de las grandes potencias. «Esta doble estrategia se basa por un lado en la continuación de un diálogo honesto» con la comunidad internacional y «por otro en la continuidad de nuestro desarrollo nuclear, que es un medio para resistir a las presiones de nuestros enemigos», explicó.
El jefe del programa nuclear iraní precisó que Teherán planeaba, a cierto plazo, construir «varios reactores» de investigación diseminados en diferentes lugares de su territorio para producir y exportar isótopos de uso médico.
Salehi afirmó el sábado además que Irán preveía construir en 2011 una nueva fábrica de enriquecimiento de uranio, violando las resoluciones de la ONU.
Teherán siempre presentó su programa nuclear como un «derecho legítimo» para acceder a las tecnologías modernas y acusó a las grandes potencias que dominan el Consejo de Seguridad de buscar «preservar su monopolio».