México y Francia se enfrentan mañana en Polokwane, en partido del Grupo A Mundial de Sudáfrica, con las muchas dudas que tienen tanto Javier Aguirre como su colega Raymond Domenech sobre poner a unos jugadores o a otros.
Cuando ambas selecciones se midan en la segunda fecha de la llave, en el estadio Peter Mokaba, los estrategas ya habrán tomado su decisión, más allá de la especulación de la prensa o los deseos de los aficionados.
El «Vasco» Aguirre, fiel a su esquema de tres delanteros y siete hombres a sus espaldas lo mismo para defender, recuperar balones o sumarse al ataque, tiene varios acertijos que resolver antes de medirse al equipo francés.
En sus seis enfrentamientos históricos, los mexicanos no han conseguido nunca derrotar a los «Bleus», teniendo que conformarse con un empate y cinco derrotas.
Según opinión de la mayoría de la prensa y aficionados mexicanos, las tres cosas que Aguirre debería cambiar son: que el mediocampista Andrés Guardado vuelva a los 11 titulares, que Rafa Márquez recupere su brazalete de capitán, y que los jóvenes Javier «Chicharito» Hernández y Guillermo Ochoa abran jugando.
Pero la lógica «aguirreana» es inescrutable, y salvo el caso del «Principito» Guardado, las cosas no se moverán mucho en el campo mexicano.
Aguirre buscará velocidad para penetrar la sólida defensa gala, y para ingresar a Guardado deberá sacrificar a Paul Aguilar en el carril izquierdo o a Carlos Vela en la punta.
La unión del jugador del Deportivo La Coruña con Giovani Dos Santos y Vela convertiría la delantera del Tri en un bólido de Fórmula Uno, con Rafa Márquez llevando el bastón de mando en el plan táctico, aunque en jerarquía el brazalete lo tendrá el veterano Gerardo Torrado.
El defensor del Barcelona de España ha repetido que el ser o no ser capitán no mejorará ni empeorará su juego.
«No implica nada en mi juego tener o no tener el gafete de capitán», dijo durante una rueda de prensa en este Mundial. «El gafete no determina mi juego, Sigo haciendo lo mismo en el terreno».
Lo peor para Rafa sería pasearse por el mediocampo lamentando las oportunidades perdidas, mientras ve el F1 de Aguirre se estrella una y otra vez contra el vallado francés.
Ya Domenech dio el aviso de que éste juego se planteará como una batalla en el medio campo, con los mariscales sacrificando peones al frente, a la espera de un ataque sorpresa por los flancos.
«Será necesario quitarles el monopolio del balón a México para tener una posibilidad de no sufrir» su juego, apuntó Domenech.
Algo en lo que el «Vasco» no quiere ceder, es en resignar al punta Guillermo Franco en favor del «Chicharito», o al arquero Oscar Pérez por el Memo Ochoa. Para el DT mexicano, el vino, mientras más viejo, mejor.
Su empecinamiento dio lugar a que un bloguero mexicano se preguntara: «Si a Aguirre le gustan los viejos, ¿por qué no llama mejor para portero a la Tota Carbajal?»
Carbajal fue un histórico arquero mexicano que jugó cinco Mundiales, de 1950 a 1966.
Domenech también transita un via crucis, fustigado por los látigos verbales de ex futbolistas y entrenadores franceses, que no paran de criticar las decisiones del prematuramente envejecido DT galo.
Por lo pronto, el estratega podría dar una oportunidad al últimamente suplente Thierry Henry.
El partido será clave para ambos seleccionados, si no quieren depender de otros. México cierra la última fecha, el 22 de junio, jugando contra Uruguay, y Francia lo hace ante Sudáfrica.