El padre


En la sociedad la piedra fundamental es el hombre y la mujer que unidos en matrimonio o unión de hecho establecen y desarrollan un hogar. Uno de los fines fundamentales de la unidad familiar es la procreación. A medida que la sociedad evoluciona y se desarrolla cada vez más el rol de ambos cónyuges es más complementario, y si bien los roles del hombre y la mujer no son idénticos, la evolución, el progreso ha ido produciendo que esa complementariedad cada vez sea más intensa.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Un hogar adecuadamente conformado implica que padre y madre permanentemente se apoyen, se ayuden y den el ejemplo a la prole que decidieron tener. El rol de la madre sin duda alguna es el más intenso dentro del hogar, pero también el del padre, no sólo implica el ser un buen proveedor, conlleva ser el progenitor que da el ejemplo y traslada los principios que poco a poco, con los que traslada la madre, van propiciando el desarrollo y crecimiento de sus hijos. Por ello es tan importante que el varón comprenda que no sólo debe de engendrar, ni sólo debe proveer, debe dar testimonio de entereza, de integridad y virilidad, de buenas actitudes para que sus hijos, incluso sus nietos, vean en él una guí­a, un ejemplo al cual respetar y emular.

El 17 de junio se ha ido cimentando como el dí­a en el que la sociedad y la unidad familiar aceptan celebrar el Dí­a del Padre. Esto conlleva que todos los miembros de la familia hagan un esfuerzo por reunirse y manifestar su cariño y reconocimiento al papá. Las maneras son muchas, desayunar, almorzar o cenar juntos o si no viven en la misma ciudad todos los miembros de la familia, comunicarse, manifestarle el cariño y el pensamiento en ese dí­a especí­ficamente.

En una sociedad como la guatemalteca, donde no existen suficiente oferta de trabajo, los puestos y salarios son poco adecuados, son cientos de miles los padres que con todo sacrificio, pero con el mejor deseo de buscar el bienestar material de su familia se encuentran en el extranjero. Esto implica que quienes se encuentran en nuestro paí­s no deben dejar de hacer un esfuerzo y comunicarse, ya sea a través de un correo electrónico, una llamada telefónica o mensaje escrito con la persona que en conjunto con su madre les dio el ser.

A quienes tienen la suerte de contar con un abuelo deben también pensar que parte de su cariño debe ofrecérsele a quien antecedió a sus padres en la formación y desarrollo del núcleo familiar. Los padres y los abuelos debemos considerar que esa fecha es propicia para que nos hagamos el propósito de compartir, de intensificar nuestra relación, nuestro cariño dentro de la unidad familiar.

Aquellos que ya no contamos fí­sicamente con la presencia de nuestro padre, elevemos una oración, recordemos lo positivo y relatémosle a nuestros hijos y nietos lo mucho que para cada uno de nosotros, durante el desarrollo y formación de nuestra vida, significó nuestro padre.

Como acontece en todas las fechas de trascendencia, pensemos no en lo que necesitamos, no en lo que tenemos, no en lo que podremos recibir de nuestros hijos y de nuestros nietos, sino en lo que muchos otros varones no tienen en este momento y de alguna manera busquemos compartir cariño, bienes materiales y bienes espirituales con los que nos rodean. ¡Feliz Dí­a del Padre!