Aprovechando la tragedia, los daños materiales y destrozos de la obra pública y de los inmuebles privados, algunos diputados salen proponiendo que sea obligatorio para el Estado, las municipalidades y la totalidad del sector público el asegurar los bienes muebles e inmuebles que poseen. Qué fabuloso negocio implicaría para los aseguradores y reaseguradores esta obligación. Sin duda alguna las primas subirían porque como siempre sucede al ser una obligación el precio no sería competitivo, lo más seguro es que se dividieran el enorme pastel entre las pocas empresas que conforme a nuestras leyes podrían competir.
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Claro está que los diputados que lo proponen pasarían eternamente a mejor vida, sería algo parecido a lo que nos dijeran cuando se iba a privatizar el sistema telefónico: que todo el mundo tendría la suerte de tener un teléfono y que por consiguiente no debería de molestar que en lugar de que el servicio básico se pagara mensualmente cuatro quetzales, se pagaría 44 quetzales o talvez nos dirían que lo más caro es que se destruya la obra pública y que por consiguiente no importaría que solo el renglón de seguros se elevara presupuestariamente a ser más alto que cualquier ministerio de los existentes.
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También hay que tener cuidado que no vaya a suceder que con el pretexto de garantizar la calidad y la vida útil de la obra pública, léase puentes, carreteras y demás, se cambien las condiciones y se requiera una fianza de calidad, duración y conservación de diez o veinte años. Por supuesto, todo se cobra, todo se paga y si se le requiere a los constructores una fianza de garantía de esas características, tengan la seguridad que no la van a otorgar gratis; por consiguiente, la obra pública será mucho más onerosa y por supuesto las pocas afianzadoras que existen serán cada vez más millonarias.
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Pasando de la pepena a la pena, inspira tristeza el ver que habiendo transcurrido ya más de dos semanas, la arena continúa en la mayoría de las calles y avenidas de la ciudad capital, Mixco, Villa Nueva, Chinautla y demás municipios del departamento. A pesar de que algunas empresas privadas regalaron sacos y casi todos los vecinos hayan colocado en bolsas plásticas o en los sacos donados la arena, la misma continúa en las aceras, en las calles y avenidas. Por consiguiente, continuará siendo arrastrada por las lluvias hacia los hidrantes y de ellos hacia los drenajes y colectores.
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Es urgente retirar todo ese abrasivo y fino material porque, no solo es evidente que los drenajes y colectores están deteriorados sino que, con semejante carga de materiales, la escasa vida útil que tienen terminará, colapsarán. Que cuesta tiempo y dinero retirar esos materiales, nadie lo duda, pero las municipalidades deben de hacerlo con equipo propio o solicitar a quien tiene camiones de volteo que los donen, alquilen o permuten por impuestos. Por ejemplo, todos los ingenios tienen sus flotas paradas, incluyendo numerosos camiones de volteo, por lo que es preferible pagarles los costos o convencerlos que donen el costo del uso de los mismos y no seguir viendo que la arena seguirá sin removerse y continuamente yéndose a los drenajes de nuestro departamento.
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Y hablando de transporte, hay que invitar a todos los dueños y poseedores de camiones para que, por ejemplo, un día a la semana, le donen a Cáritas el transporte de alimentos y bienes que esta excelente organización, con el apoyo de Noti7, ha recaudado para que los mismos lleguen lo más pronto posible a los necesitados.