UE lanza polí­tica común energética


Los 27 miembros de la Unión Europea tienen previsto dar luz verde hoy a una ambiciosa polí­tica energética común, pese a continuar divididos sobre algunos capí­tulos claves, como la obligación de aumentar la producción y utilización de las energí­as renovables en Europa.


Serán los ministros de Energí­a de la UE los encargados de intentar acercar las posiciones divergentes, de cara a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque de marzo próximo.

Los puntos sobre los que no hay acuerdo son dos, la cuestión de la energí­a renovable y la pretensión de dividir las empresas energéticas de ciertos paí­ses para fomentar la competencia, según el texto que debe ser adoptado el jueves por los ministros de los 27.

La Comisión Europea habí­a presentado en enero pasado las bases de una polí­tica energética común, juzgada como indispensable ante el recalentamiento climático y el alza de los precios de los hidrocarburos.

En ese marco, los ministros deben aprobar el objetivo de una reducción de por lo menos el 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí­ a 2020 y la necesidad de abrir los mercados de gas y electricidad.

También impulsarán la negociación con Rusia de un amplio acuerdo energético y la creación de un mecanismo de cooperación entre operadores nacionales para las cuestiones transfronterizas.

Con el carbón en declive y la utilización de la energí­a nuclear en controversia, Bruselas preconiza inversiones masivas en fuentes renovables (energí­a eólica, hidráulica, geotérmica, solar), limpias y susceptibles de volver a Europea menos dependiente de la importaciones.

La Comisión sugiere elevar al 20% en 2020 la parte de esas energí­as renovables en el consumo global de la UE, contra 7% actualmente.

Además, quiere instaurar un objetivo mí­nimo de utilización de biocarburantes, correspondiente al 10% del total de carburantes consumidos de aquí­ a 2020.

Si los paí­ses europeos dicen estar dispuestos a aprobar estas propuestas, están divididos en cuanto a la intención de hacer que esas objetvos sean de cumplimiento obligatorio.

Entre quienes están a favor se encuentran España, Italia, Eslovenia, Dinamarca, Suecia y Alemania. En cambio, Gran Bretaña, Francia y Finlandia se oponen, según fuentes diplomáticas.