Guatemala con buena representación en Sudáfrica


El pasado domingo se celebró el partido entre Eslovenia y Argelia y por lesión del árbitro chileno Pablo Pozo, designado por los organizadores para pitar en ese encuentro, entró como sustituto el guatemalteco Carlos Batres quien realizó un buen trabajo en la dirección de ese juego que, como varios de los de esta etapa de la Copa del Mundo, resultó bastante aburrido.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

En vista de la falta de emotividad en las jugadas, uno podí­a poner más atención al trabajo realizado por el compatriota que, por cierto, sufrió unos dí­as antes la pérdida de su señora madre, quien murió cuando él ya se encontraba en Sudáfrica. Acostumbrados como estamos a tener mucho de qué criticar, tanto en la vida polí­tica nacional como en el plano puramente deportivo, es siempre gratificante cuando uno puede hablar de cosas positivas que de alguna manera nos sirven para demostrar que en medio de todo lo malo que nos agobia, existen ejemplos edificantes que pueden darnos una que otra satisfacción. Y es que deportivamente hablando se acumulan las causas de frustración entre los guatemaltecos que no atinamos a encontrar situaciones que nos den motivos para sentirnos orgullosos, salvo cuando esporádicamente se producen situaciones que son resultado del puro esfuerzo personal, pero que nos enaltecen como paí­s. Arbitrar no es tarea fácil, especialmente al nivel en el que lo está haciendo Carlos Batres, puesto que no sólo los ojos de millones de aficionados están pendientes de las decisiones que pueda tomar la terna que dirige un partido, sino que es mucho lo que está en juego y por lo tanto también lo son las presiones entre los jugadores y para los oficiales encargados de aplicar el reglamento de competición. Batres no se mostró en ningún momento pusilánime ni dudoso de sus decisiones y hasta se vio obligado a expulsar a un jugador de Argelia, lo que generalmente tiene efectos en el resultado final porque el equipo afectado queda en desventaja. Pudimos verlo desplazarse con propiedad en el partido, atento a las jugadas y realizando correctamente las diagonales que los buenos árbitros ejecutan para seguir el desplazamiento del balón, y en términos generales se puede considerar que cumplió en su presentación en esta Copa del Mundo que tiene un especial significado por la aleccionadora historia del paí­s anfitrión. Otro guatemalteco que en forma más discreta y menos visible está también realizando un importante trabajo en Sudáfrica es Rafael Tinoco, quien por segunda oportunidad recibe el encargo de la FIFA de hacerse cargo de una de las sedes de los encuentros oficiales de la Copa del Mundo. Rafa se vinculó con la organización internacional que pudo aquilatar sus capacidades cuando se encargó de organizar en Guatemala el Campeonato Mundial de Futbol Sala en el Domo de la zona 13, situación que le catapultó a la escena internacional en donde por segunda vez se tiene que hacer cargo de la nada fácil tarea de administrar una de las sedes. Y es que la serie de responsabilidades que le competen son sumamente complejas y requieren de enorme capacidad administrativa, por lo que una segunda convocatoria con tales fines es una muestra de respaldo y reconocimiento al trabajo bien hecho en la anterior competencia mundial. Batres y Tinoco son dos guatemaltecos que, trabajando bien, se constituyen en ejemplo edificante en momentos en que uno puede tener la sensación de que entre nosotros todo va como el cangrejo.