BREAKING BAD



Hasta cumplir sus 50 años Walter fue un hombre ejemplar. Ni muy exitoso, ni muy popular. Profesor de quí­mica en horario matutino y empleado de un lavadero de autos en las tardes. Su temple parece el de un hombre capaz de aguantarlo todo. Walter tiene una tos de esas que van y vienen. Hasta que una entrada de emergencia al hospital permite darle un diagnóstico: esa tos es apenas el reflejo de un cáncer que lo matará, con suerte, en un par de años. Y ahí­, en pleno momento de crisis de edad madura, decide que debe hacer algo para dejarle dinero a su familia. El tí­o Hank -de profesión agente de la DEA- ha estado muy orgulloso de sus recientes éxitos en la lucha contra los fabricantes y traficantes de cristales de metanfetaminas, sin embargo, y de manera involuntaria, disparará en Walter la temeraria idea de entrar al negocio de los cristales, una actividad muy bien pagada.