Para tener acceso al poder se han diseñado diferentes formas y estrategias; entre ellas la creación de organizaciones polí­ticas que sirven de plataforma para que en forma «democrática» se elija a quienes ejercerán el poder formal en el paí­s: de ahí­ devienen los conservadores y los liberales. Con la degradación social que sufre la población por diferentes circunstancias, también se motivó el crecimiento de los antivalores como parte del quehacer diario, con el fin maquiavélico exclusivo de obtener los logros y objetivos que se propusieron las organizaciones polí­ticas y el crimen organizado en sus diferentes versiones y actividades. En cuanto al poder formal, ¿quién de verdad, tiene el poder? O mejor dicho: ¿el poder real supedita al poder formal? La prueba está en las actitudes que asumen los gobernantes en el ejercicio del poder cada cuatro años; pues los favoritismos se pagan con favoritismos o privilegios; la oligarquí­a ya no necesita a los polí­ticos, son los polí­ticos quienes tienen una necesidad extrema del sistema; es decir, de quienes ostentan el manejo del poder económico. Guatemala es un territorio controlado visualmente segundo a segundo, por los grupos de familias rivales que se disputan de manera feroz el control económico; sin embargo, para ellos siempre habrá un aspecto positivo: los compradores de sus productos. Nunca habí­a habido una presencia tan grande y abrumadora de la actividad delictiva en la vida económica y social de Guatemala como en los últimos diez años, y de ello se valen quienes pretenden imponer su criterio y defender sus intereses económicos ante la incursión en el mercado de los nuevos ricos, léase ex gobernantes. ¿Quiénes son los verdaderos dueños de Guatemala? ¿Conoce usted quiénes son las ochenta familias que manejan el imperio económico en Guatemala?, ¿sabe usted de las luchas internas de desprestigio personal que existe entre si?, entre ellas, existe discriminación social por dedicarse algunas a la empresa de distribución y transporte de la lí­nea blanca. Pero, estas familias tienen influjo en las decisiones trascendentales de la vida nacional, es decir «aconsejan» quién puede ejercer un cargo desde el cual sean protegidos sus inmensos intereses económicos; de allí­ la «inquietud» de grupos con fachada de velar por las libertades de la población para presentar candidatos «ideales» que respondan a los dictados de sus amos. Y aunque usted no lo crea el asunto se maneja de esa forma. Los demás guatemaltecos opinamos, decimos, pataleamos, sugerimos y opinamos, aunque sabemos que no seremos tomados en cuenta. ¿Quién será el próximo Fiscal? Ellos ya lo saben.