Sin bromas, repudian la violencia


Un payaso tragafuegos realiza su maniobra en la protesta hoy en San Salvador, en que rechazan que delincuentes se pinten y disfracen para delinquir, haciéndose pasar como uno de su gremio. FOTO LA HORA: AFP Jose CABEZAS

Un centenar de payasos salieron hoy a las calles de San Salvador en una marcha alegre y multicolor para denunciar la violencia que vive el paí­s y rechazar que los delincuentes utilicen sus atuendos para cometer crí­menes.


Los payasos salvadoreños dejaron a un lado las risas y se unieron al clamor contra la violencia. FOTO LA HORA: AFP Jose CABEZAS

Con mensajes en improvisadas pancartas como «Basta a la violencia» y «No queremos que se ocupe la imagen del payaso para cometer hechos delictivos», la manifestación salió del céntrico parque Cuscatlán y se dirigió a la plaza El Salvador del Mundo, en el sector oeste de la capital.

Los bulliciosos manifestantes, aglutinados en el Sindicato de Payasos del Arte y la Cultura (Sinpac), buscan desvincularse de un homicidio cometido el lunes en un autobús, cuando un pasajero fue atacado a balazos por dos hombres vestidos de payasos en una comunidad del oeste de El Salvador.

«Lo que buscamos es que el pueblo salvadoreño se dé cuenta que los payasos somos personas dignas, humildes, y que dependemos de esto (trabajo circense), y que no estamos dispuestos a que por malos elementos se dañe nuestra imagen», declaró a la AFP el secretario general del Sinpac, Carlos Ernesto Vásquez (Lapicito).

Para prevenir hechos de violencia, el Sinpac solicitó a la Policí­a Nacional Civil (PNC) detener a todo payaso indocumentado.

«Si los criminales consiguen trajes de Policí­a para cometer delitos, un traje de payaso es más fácil conseguirlo», deploró Lapicito.

«Llamamos al pueblo salvadoreño que si mira a un payaso que no ande identificado, que lo denuncie a la Policí­a, porque nosotros queremos confrontar estas malas prácticas (de delincuencia)», enfatizó.

El Salvador afronta una ola de violencia que a diario deja un promedio de 13 homicidios, en su mayorí­a cometidos por pandillas del crimen organizado.

Ana Noemí­ Ramí­rez, la payasa «Pechuguita», pidió a la delincuencia «no dañar la imagen del payaso porque pertenecen a los niños».

Bailando, haciendo piruetas y sonando pitos, los payasos pararon el tráfico sobre la transitada alameda Roosevelt ante la mirada alegre de conductores y pasajeros de autobuses que mostraban sorpresa ante la inusual manifestación.

Acompañada durante todo el recorrido por la banda musical de la PNC, la manifestación concluyó sin incidentes en la plaza El Salvador del Mundo, donde los payasos pidieron una audiencia al presidente Mauricio Funes para exponerle «el abandono» en que se encuentran.

La colorida jornada concluyó cuando todos los payasos unieron sus manos para pronunciar una oración y «pedir a Dios parar la violencia y que llegue la paz».