«No me explico sus actos. Su comportamiento me ha decepcionado», afirmó hoy ante el Tribunal Correccional de París un compañero de trabajo del ex trader francés Jerome Kerviel acusado de haberle provocado un agujero de 4.900 millones de euros al banco Societé Générale.
«Todos los traders tenemos que respetar ciertos límites (…) Es falso decir que todos los traders superamos los límites. No es una actitud generalizada», agregó en el tercer día del juicio contra Kerviel su antiguo colega Salim Menouchi, de 31 años.
Este ex compañero de trabajo de Kerviel fue el único de los cuatro corredores bancarios citados como testigos que subió al estrado para ser interrogado por el presidente del tribunal, Dominique Pauthe.
Kerviel, de 33 años, acusado de falsificación, introducción fraudulenta de datos y abuso de confianza, aseguró el martes que el equipo de ocho traders del que formaba parte superaba «casi todos los días» el límite de 125 millones de euros de riesgos acumulados admitidos por el banco.
Pero su antiguo colega deploró el jueves que Kerviel «haya puesto en peligro» al banco tomando posiciones «aberrantes» por «sumas estratosféricas».
Dijo que entonces tenían «relaciones amistosas» y contó que el día en que salió a la luz el escándalo, el 18 de enero de 2008, tomaron una copa al salir de la oficina. Al día siguiente recibió un mensaje de texto de Kerviel en el cual le decía: «Me van a echar. Encantado de haberte conocido».
Kerviel, único acusado en este juicio que durará hasta el 25 de junio, podría ser condenado a cinco años de prisión, 375.000 euros de multa y daños y perjuicios correspondientes a las pérdidas del banco francés.
El miércoles, el ex presidente de la Autoridad del Mercado Financiero (AMF, autoridad reguladora), Jean Francois Lepetit, calificó a Kerviel de «sonámbulo en un campo de tiro» y luego, su ex jefe, Jean Pierre Mustier, responsable del banco de Finanzas e Inversiones de la Societé Générale (SG CIB) lo acusó de haber «Â¡mentido siempre!».
Mustier negó estar al corriente de las posiciones que tomaba Kerviel y sostuvo que a los «traders los alientan a saber arriesgarse, no a arriesgarse».