Cincuenta y cinco cadáveres fueron extraídos de una fosa clandestina ubicada afuera de una mina del estado mexicano de Guerrero (sur), en el mayor hallazgo de este tipo en México, informó ayer la Procuraduría (fiscalía) de Justicia del estado.
La fosa clandestina fue hallada hace una semana en un respiradero de una mina con profundidad de más de 100 metros, ubicada en el histórico poblado de Taxco, en Guerrero, uno de los estados mexicanos más afectados por la violencia del narcotráfico.
«Hasta el sábado en la noche la cifra total de cuerpos rescatados en ese respiradero era 55, por lo que se dan por concluidos los trabajos», dijo en conferencia de prensa Albertico Guinto Sierra, portavoz de la Procuraduría de Guerrero.
Hasta el momento sólo han sido identificados plenamente cuatro de los cuerpos extraídos, entre ellos el del director de un penal del estado, por lo que las autoridades creen que la fosa podría haber sido usada por pistoleros del narcotráfico para deshacerse de los cadáveres de enemigos.
Las autoridades de Guerrero señalaron que la identificación de las demás víctimas podría aún demorarse entre al menos 3 ó 4 semanas.
Según los investigadores, los cadáveres pudieron haber sido depositados en el respiradero de la mina entre uno a seis meses antes de que fueran descubiertos.
Guerrero, que tiene amplias costas sobre el océano Pacífico, es uno de los estado más afectados por la guerra de los carteles de las drogas, que lo utilizan como un importante punto de paso de la cocaína y heroína que llega desde Sudamérica con destino hacia Estados Unidos, principal consumidor mundial de drogas ilícitas.
La Procuraduría anunció que continuarán buscando en 10 pozos aledaños a la mina de Taxco, tras denuncias sobre persistentes olores fétidos en esas zonas.
Integrantes de 53 familias se han presentado la última semana ante autoridades de Guerrero para pedir información sobre los cuerpos hallados, pues temen que entre ellos pueden estar los de personas desaparecidas en el centro del país en los últimos meses, según Guinto.
El funcionario dijo que se han presentado personas de la capital mexicana, del estado de México -que rodea a la capital- y de Morelos, entre otros.
Hasta ahora un total de 40 cuerpos fueron trasladados al servicio forense de Chilpancingo, capital estatal, cuyos servicios se vieron desbordados, por lo cual algunos de los cadáveres tuvieron que ser enviados a ciudades vecinas.
La guerra entre los cárteles del narcotráfico ha dejado un saldo de más de 22.740 muertos desde diciembre de 2006, cuando asumió el poder el presidente Felipe Calderón, quien declaró una guerra frontal contra las organizaciones mafiosas que ha incluido el despliegue de unos 50.000 militares.