Asume nuevo presidente turcomano


Discurso. El nuevo presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhammedov durante su primer discurso en la ciudad de Ashgabat.

El nuevo presidente turcomano, Gurbanguly Berdymujammedov, prestó juramento el miércoles durante una ceremonia grandilocuente de reminiscencias soviéticas combinadas con el decoro tradicional de esta república asiática.


Unos 2.500 dignatarios, reunidos en un reluciente palacio de congresos en Asjabad que todaví­a desprendí­a olor a nuevo, asistieron a la investidura del presidente, elegido el domingo en las primeras elecciones plurales de este ex satélite soviético.

Pero los presentes no olvidaron el culto a la personalidad rendido durante 21 años al difunto presidente vitalicio, Saparmurat Niazov.

Su sombra planeaba sobre su sucesor: un gran retrato del «Turkmenbachi» (Jefe de todos los turkmenos) presidí­a la tribuna, mientras el nuevo presidente prometí­a seguir su «ví­a».

Antes de su juramento, se anunciaron oficialmente los resultados de los comicios, que pusieron en pie a los 2.500 delegados, saludando a Berdymujammedov en un acalorado aplauso, sin olvidar de ondear las banderas con retratos del difunto Gran Jefe.

Soldados de uniforme, empuñando sus sables, tal y como rezaba la tradición soviética, entregaron entonces con aire solemne la bandera nacional a Berdymujammedov, quien la tomó entre sus brazos, antes de iniciar su juramento, con la mano sobre la Constitución.

Unos cuantos venerables ancianos con grandes barbas grises enfundados en sus kalpaks negros, unos gorros tradicionales, se acercaron para felicitarle.

Una mujer desenrolló entonces una alfombra blanca al lado del nuevo jefe de Estado: «El blanco es el color de la prosperidad, espero que su camino sea tan blanco como su alfombra», le deseó.

Otra mujer vestida con un vestido tradicional le presentó el pan sagrado, otro sí­mbolo de la prosperidad, uno de los tres pilares del paí­s, junto a unidad y cohesión social.

Agitando un kalpak blanco, un hombre introdujo unas cuantas flechas en una aljaba.

«Si la flecha está sola, se puede romper. Si son varias, no se rompen, signo de nuestra unidad», afirmó este hombre.

A la salida del palacio, el nuevo presidente fue saludado por miles de personas y por un desfile militar y varias salvas de cañon, a pocos metros de una estatua en oro del «Turkmenbachi», que gira sobre sí­ misma siguiendo al sol.

«Lo que cuenta para mí­, son las reformas de estudios. Por lo demás, ya nos basta con lo que tenemos. El Turkmenbachi ya nos lo dio todo», confió sin pestañear Ayla, una estudiante de 21 años.

Sin electricidad ni agua corriente

Turkmenistán, cuya economí­a se basa esencialmente en los hidrocarburos, es la ex república soviética menos avanzada en materia de reformas. Regiones enteras viven todaví­a sin electricidad ni agua corriente.

El PIB por habitante fue de 677 dólares el año 2005 (Banco Mundial).

Las reservas de gas detectadas a finales de 2005 eran de alrededor de 2.900.000 millones de m3, o sea el decimosegundo paí­s en el ranking mundial, según el grupo petrolí­fero BP. En su subsuelo se han hallado asimismo yacimientos de petróleo, oro, platino y uranio.

Además, el paí­s figura entre los diez mayores productores mundiales de algodón.