América Latina no vive aún una verdadera carrera armamentística a pesar del 150% de aumento del gasto en los últimos cinco años, consideran expertos en vísperas de la asamblea general de la OEA, consagrada a ese tema.
América Latina compró armamento por 51.800 millones de dólares en 2009, un aumento del 7,6% respecto del año precedente, según los cálculos del Instituto Internacional para la Paz (SIPRI) de Estocolmo.
El gasto en armas de la región es moderado respecto de los más de 100.000 millones de dólares gastados en otras regiones como Europa del Este, resaltó Mark Brownley, experto del SIPRI en un debate celebrado el jueves en el Instituto Brookings de Washington.
Pero las compras de armamento en la región han aumentado 150% en el período 2005-2009 en relación con el período 2000-2004.
«No hay una carrera de armamentos en América Latina, pero existe el potencial» para ello, explicó Iñigo Guevara, experto del Colectivo de Análisis para la Seguridad con Democracia.
«Soy escéptico sobre (la idea de) una carrera armamentística», opinó por su lado Ray Walser, experto en América Latina de la Fundación Heritage.
«Las amenazas más peligrosas (para la región) no son convencionales, sino que son las pandillas, el crimen organizado o guerrillas como en Colombia», añadió Walser.
«No hay carrera de armamentos; todo lo contrario. En la mayoría de países hemos visto como han bajado de forma bastante importante (los gastos) en términos militares», opinó este viernes el secretario de Estado adjunto para América Latina, Arturo Valenzuela, en rueda de prensa.
«Lo que sabemos con seguridad es que a un nivel político e ideológico sucede algo muy parecido a lo que pasaba en la Guerra Fría: hay una guerra de palabras», consideró Richard Downie, director del Centro de Estudios de Defensa Hemisférico, con sede en Washington.
La OEA abre este domingo en Lima su asamblea general anual consagrada al tema del armamentismo.
La estabilidad política y económica ha reabierto la posibilidad de lanzarse a renovar el parque de defensa de países que no lo habían hecho en décadas, coincidieron los expertos.
Esa renovación era considerada urgente por mandos militares en numerosos países, pero generó rápidamente tensiones en una región donde subsisten numerosas disputas fronterizas sin resolver.
Más de la mitad de los casi 52.000 millones de dólares de gasto militar el año pasado fue realizado por Brasil, que junto a Chile, Colombia y Venezuela son los países que más gastan en el rubro.
El papel de mediador diplomático que ha ejercido Brasil en los últimos años en la región ha evitado aparentemente susceptibilidades por ahora.
«Brasil ve las armas como parte de su estrategia para tener más peso» estratégico, considera Walser.
Venezuela y Colombia, en cambio, se han equipado de forma abundante tras serios altercados diplomáticos, aunque oficialmente por razones diferentes.
Aunque no hay datos claros sobre importaciones de armas por parte de Venezuela, el SIPRI destaca los 4.400 millones de dólares gastados en los últimos cuatro años en adquisiciones a Rusia, y un acuerdo por otros 5.000 millones de dólares anunciado recientemente por el primer ministro ruso, Vladimir Putin.
El presidente Hugo Chávez asegura que se está equipando ante la posibilidad de un ataque exterior, supuestamente de Estados unidos.
Según Guevara, sin embargo, el gasto militar venezolano disminuyó 25% el año pasado, básicamente por problemas presupuestarios.
Colombia, con un gasto militar superior a los 10.000 millones de dólares, mantiene por su lado un combate interno contra el grupo guerrillero más antiguo de América Latina, las marxistas FARC.
Chile tiene que destinar por ley el 10% de sus ingresos por la venta del cobre al gasto militar, pero no dudó en desviar parte de ese dinero para la reconstrucción tras el terremoto de febrero.
Chile, Argentina, Brasil y Perú son algunos de los países que han empezado a intercambiar información para evitar tensiones innecesarias.
La OEA dispone de un mecanismo para ese intercambio de información, pero solamente doce de los 34 miembros lo suscribieron. Y solamente 13 lo han ratificado, recordó Brownley.
Ray Walter
Analista de la Fundación Heritage