Naoto Kan, hasta ahora viceprimer ministro y ministro de Finanzas, fue elegido hoy primer ministro de Japón, con la dura misión de restablecer la confianza tras el fracasado mandato de su predecesor, Yukio Hatoyama.
Kan, de 63 años, un ex militante de izquierdas convertido en partidario del rigor presupuestario, obtuvo 436 votos a favor de un total de 714 en las dos cámaras del parlamento japonés.
«La prioridad ahora es revitalizar el país y tener un partido cuyos miembros puedan levantarse todos juntos y proclamar con confianza «Podemos hacerlo»», declaró Kan ante los representantes del Partido Demócrata de Japón (PDJ), en el poder desde agosto de 2009.
«En los últimos 20 años, la economía japonesa ha permanecido en punto muerto», agregó. «El crecimiento paró. Los jóvenes no encuentran trabajo. No es un fenómeno natural. Es la culpa de políticas erróneas», aseguró.
«Creo que podemos obtener una economía fuerte, unas finanzas fuertes y una protección social fuerte, todo al mismo tiempo», agregó, prometiendo reducir la astronómica deuda pública japonesa que alcanza cerca del 200% del PIB.
Como titular de Finanzas, Kan adoptó posiciones realistas ante la situación económica, pronunciándose públicamente a favor de una subida de la tasa al consumo y de poner un tope al endeudamiento de la segunda economía mundial.
La tarea del nuevo primer ministro no será sin embargo fácil tras el fracaso del primer gobierno de la ex oposición de centro-izquierda, alzada al poder por una inmensa mayoría de japoneses hastiados de medio siglo de gobiernos conservadores.
«Lamentamos profundamente no haber logrado cumplir las promesas que hicimos la pueblo», declaró el ex primer ministro Yukio Hatoyama en el momento de su dimisión, al cabo de nueve meses de gobierno durante los cuales su popularidad pasó de más de 70% a 20%.
Habían prometido sobre todo retirar una base aérea estadounidense de la isla de Okinawa (sur), pero Washington insistió en que Tokio respetase un acuerdo sobre su mantenimiento firmado en 2006 entre los dos aliados.
Entre los principales desafíos a los que deberá enfrentarse el nuevo primer ministro están el de atajar una deflación que fragiliza la reactivación económica, luchar contra una alza del yen que perjudica a las empresas japonesas exportadoras, encontrar el modo de financiar las generosas promesas de subsidios hechas por el PDJ y proponer rápidamente una estrategia de crecimiento económico a medio y largo plazo creíble para los medios empresariales.
La Bolsa de Tokio permaneció impasible el viernes ante el nombramiento de Kan, pese a que los inversores aprecian sus posiciones a favor de un yen débil, y cerró prácticamente en equilibrio (-0,13%) en espera de conocer las intenciones económicas precisas del nuevo gobierno, según los analistas.
En el plano diplomático, Kan ya hizo hincapié en la importancia de reforzar los lazos con Estados Unidos, en particular frente a la amenaza que representa para Japón el régimen totalitario de Corea del Norte, dotado de armas nucleares.
El nuevo primer ministro japonés, Naoto Kan, es un ex militante de izquierda convertido en partidario del rigor presupuestario y conocido por su temple, un perfil atípico en el universo político japonés.
A diferencia de la mayoría de sus predecesores en el cargo, miembros de verdaderas dinastías de dirigentes de Japón, Kan, que nació hace 63 años en la prefectura de Yamaguchi (oeste de la gran isla de Honshu), no proviene de una familia de políticos; su padre era director de una fábrica.
En 1968, cuando realizaba estudios de física aplicada en el Instituto de Tecnología de Tokio, fue uno de los líderes de los movimientos de protesta estudiantiles, para convertirse después en una figura del «movimiento ciudadano» de los años 70, activo en la defensa del medio ambiente y el pacifismo.
Temido orador que comenzó su carrera como ayudante de una personalidad del movimiento feminista, fue elegido diputado por primera vez en 1980 con el apoyo de una pequeña formación de izquierda y reelegido nueve veces.
Dio que hablar en 1996, siendo ministro de Salud de un gobierno de coalición, cuando forzó a su administración a revelar un escándalo de transfusión sanguínea infectada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Ese mismo año participó en la creación del Partido Demócrata de Japón (PDJ, centro-izquierda), a cuyo ascenso contribuyó durante 13 años oponiéndose al Partido Liberal Demócrata (PLD, derecha) en el poder.
En 2004, convertido en líder del PDJ, se vio obligado a dejar la dirección del partido tras reconocer que no había pagado todas sus cotizaciones de jubilación. Como penitencia, se afeitó la cabeza y efectuó, vestido como un monje budista, una peregrinación a los templos de la isla meridional de Shikoku.
Más tarde fue blanco de la prensa sensacionalista que reveló que este respetable esposo y padre de dos muchachos había pasado una noche en un hotel en compañía de una presentadora de televisión.
Cuando su partido ganó por fin las elecciones legislativas en agosto de 2009, Kan fue nombrado viceprimer ministro y encargado también de la oficina de estrategia de Estado, un elemento clave en la estrategia del PDJ de controlar la poderosa burocracia japonesa.
Pero esta instancia no logró imponerse y Kan la dejó en enero para hacerse cargo del ministerio de Finanzas, donde con regularidad se manifestó a favor de la disciplina presupuestaria, en un Japón endeudado al 200% de su Producto Interno Bruto (PIB).
Conocido por su irritabilidad, la gusta relajarse jugando al go.