Obama enfurecido por marea negra


Un letrero en Louisiana que critica a la BP, mientras recuerda el lema fundacional de Estados Unidos, en alusión a la marea negra que afecta en especial a este estado. FOTO LA HORA: AFP Karin ZEITVOGEL

El presidente de EE.UU. Barack Obama, furioso por la contaminación del Golfo de México, visitará hoy la zona, mientras la petrolera BP, responsable del desastre, logró instalar un «embudo» que -afirma- le permitirá capturar la «gran mayorí­a» del crudo que sale al mar.


Barack Obama, presidente de Estados Unidos, se quitó el saco para hacer una inspección en la zona de la marea negra. FOTO LA HORA: AFP Saul LOEB

El anuncio de BP coincide con la tercera visita que Obama realizará a la zona del desastre -donde ya se observan aves empetroladas- producido tras la explosión de una plataforma petrolera en el Golfo de México el 20 de abril.

Obama dijo el jueves sentirse furioso por la contaminación en el Golfo de México, debida al derrame de cerca de 80 millones de litros de crudo desde aquella explosión, que causó 11 muertos.

«Esta situación me enfurece porque demuestra que alguien no pensó en las consecuencias de sus acciones», dijo Obama. «Ahora quieren resolver el problema porque les cuesta mucho dinero», agregó.

El director de explotación de British Petroleum (BP), Doug Suttles, dijo este viernes a la cadena ABC que se logró colocar un receptáculo sobre la fuga de crudo, a unos 1.500 metros de profundidad, y que espera que la «gran mayorí­a» del petróleo sea capturado.

«Tengo bastante confianza en que va a funcionar. Sin dudas no va a capturar todo el flujo (de petróleo), pero deberí­a capturar la gran mayorí­a», afirmó el directivo, indicando que este viernes se sabrá con certeza si el sistema funciona.

Asimismo, el «embudo», colocado en forma menos ajustada que la deseada luego de que se lograra cortar el ducto por donde mana el crudo, deberí­a permitir reducir el flujo de petróleo hacia el mar a menos de 160.000 litros por dí­a, cuando actualmente se calcula que la filtración es de 2 millones de litros diarios.

Hasta ahora BP ha fracasado en todos los intentos para detener la continua fuga de crudo, iniciada el 22 de abril, en lo que es el peor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos.

El jefe de la Guardia Costera, almirante Thad Allen, al frente de la respuesta del gobierno estadounidense al desastre, calificó a este nuevo intento de BP de detener la fuga de «otros desarrollo positivo», aunque advirtió que tomarí­a tiempo determinar su efectividad.

«Aún si es exitoso, esto es solo temporal y un arreglo parcial, por lo que debemos continuar con operativos de respuesta agresivos en la fuente (de la fuga), en la superficie y a lo largo de la preciosa costa», afirmó.

La televisión y los diarios mostraban chocantes imágenes de pelí­canos y aves marinas empetroladas a lo largo de la costa de Louisiana.

Además de contaminar 200 km de la costa de Louisiana, el derrame amenaza ahora a Alabama, Mississippi y Florida, donde ya se declaró «desastre pesquero».

A más de seis semanas del desastre, el gobierno federal remitió a BP una primera factura de 69 millones de dólares como reembolso a los contribuyentes por los gastos que la contaminación causó al erario público.

CONSECUENCIAS Brecha judicial


Además de tratar de contener el derrame de petróleo en el Golfo de México, la británica BP también lucha en otro frente: miles de ví­ctimas de la marea negra empezaron a recurrir a la justicia.

Hasta ahora se han presentado unas 180 denuncias colectivas en al menos seis cortes federales de Estados costeros, incluido Luisiana. Las compensaciones que reclaman suman miles de millones de dólares.

«Sin excepción, todos los habitantes de la costa van a ser afectados de una manera u otra por esta tragedia», dijo Daniel Becknell, un abogado de Nueva Orleans que defiende a miles de ví­ctimas del derrame de petróleo, a la AFP.

«Ya se pueden contar en millones», agregó, y estimó que las costas de Alabama, Misisipi y Florida también se verán afectadas.

El abogado afirmó que por «hora trabajada» recibe unas 200 denuncias individuales.

Todas las denuncias exigen una indemnización por «negligencia» a la BP, así­ como a Transocean, propietaria de la plataforma que colapsó causando el derrame, a Halliburton encargada de la construcción del pozo, y a Cameron, el fabricante a prueba de explosiones.

Por ahora las demandas que han sido depositadas por pérdidas económicas por los pescadores, cultivadores de camarones y ostras, alquiler de barcos, dueños de restaurantes o de los mayoristas de pescados y mariscos, que se sienten directamente afectados del derrame de petróleo en sus ingresos.

Becknell cree que habrá muchas otros causas para seguir un proceso. Mencionó en particular las presentadas contra BP o Halliburton -cuyas acciones se han derrumbado- por parte de los parques nacionales cuyo entorno natural está siendo destruido, los empleados de otras plataformas técnicas, o directamente o los consumidores que ven aumentar los precios de los mariscos.

Para Jeffrey Fisher, profesor de Stanford que ha defendido los procesos de Alaska durante la marea negra del Exxon Valdez en 1989, una cosa es cierta: «Es imposible predecir cuánto tiempo van a durar» las causas.

«En el caso del Exxon Valdez, todos estuvieron de acuerdo en que el juez hizo un trabajo extraordinario, y llevó cinco años», dijo a la AFP. «Y después hubo 16 años de apelaciones, una verdadera tragedia», agregó.

«Este tipo de casos incluye un número vertiginoso de aspectos de derecho», declaró.

BP ha prometido pagar todo, en tanto el gobierno de Estados Unidos no deja de presionar. Ante esto, la petrolera ya prepara sus argumentos jurí­dicos.

El grupo sometió el caso a la comisión de lo contencioso multi-jurí­dico, un panel de siete jueces encargado de reunir asuntos múltiples en las manos de un sólo juez o un sólo tribunal.

En su solicitud, a la cual tuvo acceso la AFP, BP pide que el proceso se transfiera a Houston (Texas), una ciudad donde se cree que los jueces son favorables a las petroleras.

«Es una ciudad que le gusta el petróleo, ellos piensas que la gente estará de su lado», dice Daniel Becknell.

Por su parte los demandantes argumentan que los juicios se transfieran a la corte en Nueva Orleans, «el corazón de los daños.»

Pero ahí­ surge un problema: casi todos los doce jueces federales de la ciudad tendrá que excusarse por conflictos de interés.

La comisión oirá a las partes el 29 de julio antes de tomar una decisión.