Pasión por el impresionismo


Una pasión por el impresionismo se ha despertado en Francia con el lanzamiento de un gigantesco festival en Normandí­a (noroeste) para celebrar este luminoso movimiento artí­stico en la región que lo vio nacer, en las últimas tres décadas del siglo XIX.


El Festival «Normandí­a impresionista», que se abre el viernes, hasta octubre próximo, incluye centenares de conciertos, espectáculos, fiestas populares, grandes exhibiciones en ciudades como Honfleur, Caen y Rouen y fuegos artificiales sobre el rí­o Sena, que fascinó a los pintores impresionistas.

«Francia ha sido tomada por la fiebre impresionista», tituló el semanario L»Express, mientras responsables del Festival lo describen como una «armada cultural» que desembarcará en Normandí­a y se tomará el paí­s entero.

«Nunca se ha hecho algo así­», subrayó Jacques Sylvain-Klein, el comisario del Festival que rinde tributo a los impresionistas, cuyos tenues y luminosos paisajes normandos son ensalzados en el extranjero pero contemplados con cierto menosprecio por instituciones o cí­rculos intelectuales franceses.

El director del museo de Bellas Artes de Ruán, Laurent Salomé, recordó que «la última gran exposición en Parí­s dedicada al impresionismo fue en 1974, en ocasión del centenario del movimiento» al que dio nombre el cuadro de Claude Monet, «Impresión: sol naciente», de 1874.

En cambio, paí­ses como Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá y Japón han dedicado grandes exposiciones al impresionismo y a sus máximos representantes, señaló.

Algunos atribuyen esto a que paisajes impresionistas, que provocaron rechazo y escándalo en Parí­s cuando primero se exhibieron, fueron luego reproducidos millones de veces en tapas de cajas de chocolate, envolturas de regalos, pañuelos baratos, cajas de cerillos, etc, creando una sensación de saciedad.

Pero ahora, Francia parece decir «mea culpa», celebrando con fasto durante cuatro meses a Monet, Camille Pissarro, Auguste Renoir, Edgar Degas, Eugí¨ne Boudin, Paul Gauguin, que rompieron con la tradición académica y provocaron una revolución en la historia del arte, por su manera de tratar la luz y el color.

Quizá la hazaña más importante de este Festival será la que ha logrado Laurent Salomé, al reunir 11 de las «catedrales de Rúan» pintadas por Monet, quien en 1892 y 1894 ejecutó una serie de 28, que están desperdigadas en el mundo entero.

Para Monet, las «catedrales de Ruán se convirtieron en una verdadera obsesión», señaló el director del museo de Ruán, que aún no cree la suerte de haber obtenido en préstamo algunos de esos lienzos, que espera atraerán a unos 150.000 visitantes a este hermoso museo.

Por ejemplo, la catedral toda en tonos rosas, prestada por el museo de Belgrado, pintada al atardecer, o la declinada en tonos celestes, proveniente de Los íngeles, que Monet – que alquiló en Ruán un pequeño estudio frente a la fachada occidental de la catedral -, retrató al amanecer.

Esta serie de las catedrales, cada una de ellas pintada bajo una luz distinta, sólo ha sido vista en su totalidad durante unos dí­as en 1985, en la galerí­a parisina del marchante de arte Paul Durand-Ruel, desde donde luego se dispersaron a colecciones de Estados Unidos y Europa, recordó Salomé.

Tras el Festival Normandí­a Impresionista, Parí­s no se quedará atrás, con una gran exposición dedicada a Monet, que se inaugura el 22 de septiembre próximo pero cuyas entradas empezaron a venderse en abril, algo inédito.

Esta exposición parisina, que reunirá unas 200 pinturas, con préstamos excepcionales de varios paí­ses, espera atraer a medio millón de visitantes, un récord.