La salud mental ante situaciones de desastres


En una situación de desastre la prioridad es que sobrevivan las personas con las menores lesiones posibles para su salud y bienestar general. Pero este tipo de evento no se limita a un hecho acontecido en determinado lugar y tiempo. Los daños se prolongan por falta de atención integral en la salud, por las dificultades para incorporarse a una vida productiva, por las pérdidas materiales y humanas irrecuperables.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Dentro del contenido de este artí­culo se plantea la atención en salud mental a los damnificados de esta clase de embates. Como insumos, se consultó como fuente de información a documentación de OPS establecida para esta temática.

Los desastres pueden ser considerados como sucesos generalmente asociados a eventos naturales tales como terremotos, huracanes, tormentas, erupciones volcánicas, entre muchos otros más. Estos generan pérdidas importantes en el ámbito humano y material en los cuales los recursos a disponibilidad ante tales situaciones vienen siempre a menos y el dolor humano es totalmente visible.

El hacerle frente a un desastre va a depender de: 1. La naturaleza del evento (Por lo general producen mayor impacto los eventos inesperados, los ocasionados por el ser humano, los que afectan a una colectividad y cursan con un estrés prolongado) 2. Caracterí­sticas de la personalidad de las ví­ctimas (se plantean factores de vulnerabilidad, de riesgo y de protección) y 3. El entorno y circunstancias ante la calamidad (los sectores sociales más pobres con menor acceso a recursos y que han sufrido situaciones adversas repetitivas se tornan más vulnerables. La provisión de ayuda cuando es precaria y/o desorganizada, y cuando llega de manera tardí­a puede agravar la problemática y generar conflictos sociales. La existencia de todo tipo de discriminación social puede afectar la naturaleza de atención que se les brinde a las diferentes personas).

La evaluación de daños y análisis de necesidades por el sector Salud es una medida de gran importancia para la toma adecuada de decisiones en situaciones de desastres. Esta evaluación no es estática, sino, que constituye un proceso que ha de ser de manera dinámica de carácter continuo y sistemático. Y con esta evaluación se considera el diseño de un plan estratégico de acción para la atención a los damnificados.

Dentro de las manifestaciones de enfermedad mental más frecuentemente encontradas en las personas sobrevivientes a un desastre se encuentran el trastorno depresivo y de ansiedad con algunos de los siguientes sí­ntomas: desesperanza, frustración, irritabilidad, intranquilidad, sequedad de boca, insomnio, palpitaciones, miedo, falta de energí­a, preocupaciones constantes, mareos, tristeza e ideación suicida entre otros.

Dentro de los factores o condiciones que incrementan el riesgo suicida se describen: ideación suicida intensa y persistente, intentos suicidas previos, existencia previa de trastornos psí­quicos en especial depresión intensa y persistente, alto grado de exposición al evento traumático o haber sufrido pérdidas de gran magnitud, plan suicida desarrollado y disponibilidad de medios para ejecutarlo, la falta de apoyo social y familiar, el consumo de alcohol y otras sustancias, dificultades socioeconómicas, padecimiento enfermedades crónicas e incapacitantes.

Existen algunas recomendaciones de utilidad para los afectados, entre ellas se encuentran las siguientes: buscar compañí­a, hablar con la finalidad de compartir sentimientos y pensamientos con otros, escuchar y ayudar a otros, permitirse sentirse mal, deprimido o indiferente, realizar ejercicios fí­sicos suaves, alternados con relajación, estructurar el tiempo y mantenerse ocupado, no evadir el dolor o el sufrimiento con el uso de drogas o alcohol, tratar de mantener un itinerario de vida lo más normal posible, hacer cosas que lo hagan sentir bien, útil y solidario, tomar pequeñas decisiones cotidianas, descansar y comer lo suficiente en la medida posible, saber que los sueños y pensamientos recurrentes acerca del evento traumático son normales y deben ser compartidos, mejor si con los seres más queridos.

La atención humana a las personas que sobreviven a un evento calamitoso ha de verse de manera integral, la prevención de problemas de salud es relevante y dentro de ésta ha de considerarse también su salud mental.