El Consejo de seguridad de la ONU pidió este martes una investigación imparcial del ataque israelí contra una flotilla de ayuda a los palestinos y exigió la liberación inmediata de los civiles.
Al término de una reunión de emergencia de más de doce horas para examinar la situación tras el ataque israelí, el Consejo de Seguridad «condenó los actos que resultaron en la pérdida de al menos diez vidas y varios heridos».
Comandos de marina israelíes lanzaron el asalto en aguas internacionales contra una flotilla humanitaria integrada por ciudadanos de distintos países que se dirigía a Gaza para entregar víveres y medicamentos a los palestinos.
Un total de 480 pasajeros que iban en la flotilla permanecían detenidos este martes en Israel, mientras que otros 48 esperaban su expulsión, según la radio pública israelí.
En su declaración –leída por el presidente en ejercicio el embajador de México Claude Heller– el Consejo de Seguridad solicitó «la liberación inmediata de los barcos y de los civiles detenidos por Israel».
«El Consejo de Seguridad destaca que la situación en Gaza no es sustentable», dijo además Heller. Tras recordar su resolución 1860 de enero de 2009, que exigió la libre distribución de víveres, combustible y medicamentos en Gaza, el Consejo exigió a Israel su «plena implementación».
Llamó además a «una rápida, imparcial, creíble y transparente investigación conforme a los estándares internacionales», sobre lo ocurrido la madrugada del lunes en aguas internacionales del Mediterráneo.
El asalto israelí fue contra una flotilla de seis barcos que zarparon de Turquía y querían forzar el bloqueo impuesto por Israel desde junio de 2007 en la franja de Gaza, donde viven hacinados un millón y medio de palestinos.
En declaraciones individuales antes del pronunciamiento oficial del Consejo de Seguridad de la ONU, sus quince miembros tomaron la palabra, casi todos para condenar el ataque israelí.
«Está más claro que nunca que las restricciones israelíes al acceso a Gaza tienen que ser levantadas, tal como lo exige la resolución 1860 del Consejo de Seguridad», dijo el representante de Gran Bretaña, Mark Lyall Grant.
Según Grant «el actual bloqueo es inaceptable y contraproducente».
Francia, Rusia y China –también miembros permanentes con derecho de veto–, reclamaron el levantamiento del bloqueo y una investigación de la tragedia.
Estados Unidos, aliado tradicional de Israel que a menudo utiliza su derecho de veto en la ONU para respaldar al Estado hebreo, no pidió específicamente levantar el embargo contra Gaza pero preconizó al menos aliviarlo.
«Vamos a seguir pidiendo a diario a los israelíes que amplíen el espectro de bienes y víveres autorizados a entrar en Gaza, para atender toda la gama de necesidades humanitarias de la población», dijo Alejandro Wolff, embajador adjunto de Estados Unidos ante el organismo.
Sin embargo, para el representante de Israel, Daniel Carmon «no hay crisis humanitaria en Gaza». «A pesar de que los medios de comunicación la presentaron como una misión humanitaria para entregar ayuda a Gaza, esta flotilla no tenía nada de humanitario», aseguró.
«No eran activistas pacíficos ni mensajeros de buena voluntad», comentó el diplomático israelí. «Utilizaron cínicamente una plataforma humanitaria para enviar un mensaje de odio e implementar la violencia».
Brasil comentó que recibió «con consternación» la noticia del ataque. Según su representante María Luiza Ribeiro, el mismo puso de manifiesto «la necesidad de levantar el bloqueo de Gaza» por ser «violatorio del derecho internacional».
Algunos de los oradores arremetieron contra Israel en términos muy enérgicos. «Esto es homicidio cometido por un Estado», dijo Ahmet Davutoglu, ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, país de donde zarparon los barcos con la ayuda humanitaria para los palestinos. «Un Estado que cometió esos crímenes ha perdido toda legitimidad ante la comunidad internacional», agregó.
De hecho, las doce horas de negociaciones diplomáticas necesarias para acordar el texto se debieron principalmente a una pulseada entre Estados Unidos y Turquía, que debatieron el texto casi palabra por palabra.
Según fuentes diplomáticas que asistieron a las deliberaciones a puertas cerradas, mientras que Turquía exigía una condena enérgica de Israel, Estados Unidos presionó con éxito para suavizar el texto a favor de su aliado hebreo.