El sangriento ataque de comandos israelíes contra la flotilla de ayuda humanitaria a Gaza tuvo un efecto terrible para la imagen de Israel, incrementando su aislamiento diplomático y agravando el estancamiento del proceso de paz, señalaron analistas el martes.
«Estamos a punto de convertirnos en los apestados del mundo entero con esta operación», se lamentó en la radio el más célebre de los intelectuales israelíes, Amos Oz.
«No se trata solamente de una cuestión de imagen, es un desastre moral para Israel. Este bloqueo que fue impuesto a Gaza después del secuestro de Gilad Shalit (un soldado israelí capturado por el Hamas en 2006) no ha servido para nada», opinó este escritor de izquierda.
«No se puede infligir un sitio a un millón y medio de habitantes de Gaza porque un grupo (palestino) secuestró a un soldado israelí», insistió Amos Oz.
«Desde el punto de vista israelí, se ha hecho realidad la peor de las posibilidades», consideró por su parte el ex encargado de negocios israelí en Ankara, Alon Liel.
«El ejército cayó en la provocación que le tendieron. Pero este desenlace era previsible a partir del momento en que el gobierno autorizó que tomasen por asalto los barcos», señaló este ex director general del ministerio de Relaciones Exteriores.
Según Liel, la operación israelí «podría tener consecuencias graves en las relaciones con todo el mundo musulmán, y en especial con Turquía».
Este ex diplomático no excluye «una ruptura o por lo menos una suspensión de las relaciones diplomáticas con Ankara, que incluso antes de esta operación se habían degradado considerablemente».
Sin embargo, «la verdadera crisis», afirmó en una entrevista con la AFP, se produce al nivel de las relaciones con los palestinos.
«Es difícil concebir, en semejante contexto, cómo podrán salir del actual estancamiento las negociaciones con la Autoridad Palestina», destacó Liel.
Este ex diplomático prevé que el Movimiento de Resistencia Islámica (cuyo acrónimo en árabe es Hamas), que domina Gaza y es «el gran ganador» de este enfrentamiento, «aumentará la presión para detener esas negociaciones» indirectas que se reanudaron dificultosamente el mes pasado bajo la égida de Estados Unidos.
«Ninguna de las explicaciones suministradas por Israel sobre el comportamiento de los pasajeros (de la flotilla) justificará ante los ojos del mundo entero que civiles hayan muerto en un enfrentamiento con un ejército regular, civiles que naturalmente se resistían al abordaje», destacó por su parte el orientalista Moshe Maoz.
Este profesor de la Universidad Hebraica de Jerusalén considera también que «el Hamas salió fortalecido» de la tragedia que dejó nueve muertos.
«Al final de cuentas, Israel deberá levantar el bloqueo a la franja de Gaza y negociar con el Hamas, que acepta el principio de una tregua prolongada», señaló.
Por su parte, el politólogo palestino Abdul Hadi Mahdi, más que un fortalecimiento del Hamas, prevé «una reconciliación nacional entre los palestinos», que se sienten «todos asediados por Israel».
Mientras tanto, esta matanza «aumentó la cólera y la frustración de los palestinos», dijo Mahdi.
Estos sentimientos se deben no solamente, según él, a las «atrocidades israelíes», sino también a «la debilidad de las denuncias europeas y norteamericanas».
En cambio, el prestigio de Turquía está en su apogeo. Este país recuperó a sus ojos «un papel histórico de liderazgo regional y se presenta como un símbolo de la solidaridad» con los habitantes de Gaza, que enfrentan el prolongado embargo israelí.
Esta opinión fue compartida por el editorialista israelí Nahum Barnea, quien pronosticó que «el eje Turquía-Irán-Siria-Hamas saldrá reforzado» de la crisis que afecta a Israel.