Sobre el cerebro


Juan Mata

Recientemente se celebró en numerosos paí­ses del mundo la Semana del Cerebro, incentivada por la Fundación Dana, encargada de promover la difusión pública de los conocimientos que sobre el cerebro se van realizando. Seguro que en sus ciudades pudieron encontrar alguna actividad relacionada con esta celebración.


Con motivo de la Semana del Cerebro, me gustarí­a recomendarles algunos libros que podrí­an interesarles. Son libros muy diversos que dan cuenta de la multiplicidad de miradas que admite el cerebro, es decir, nosotros. Es un territorio cuya exploración resulta apasionante. Les reproduzco un breve párrafo de cada uno de ellos

«El cerebro ético» de Michael S. Gazzaniga: «Cuando empecé a escribir este libro, descubrí­ algo interesante sobre la neurociencia y la ética: no siempre se mezclan. Me he pasado la vida en laboratorios, buscando verdades verificables, reproducibles, incontrovertibles, sobre el funcionamiento del cerebro. Muchos de mis descubrimientos, así­ como los de otros investigadores, han influido en mi visión del mundo. Decidí­ escribir este libro porque creí­a que los datos concretos de la neurociencia podí­a y debí­an influir en muchas cuestiones éticas.»

«Los laberintos del cerebro» de V. S. Ramachandran: «Pero ahora estamos listos para la mayor revolución de todas: la comprensión del cerebro humano. Sin duda será un punto de inflexión en la historia de la especie humana, puesto que, a diferencia de esas primeras revoluciones cientí­ficas, ésta no atañe al mundo exterior ni a la cosmologí­a, la biologí­a o la fí­sica, sino a nosotros mismos, al órgano que ha hecho posible estas anteriores revoluciones.»

«Viaje extraordinario al centro del cerebro» de Jean-Didier Vincent. «El conocimiento que tiene el cerebro humano de su entorno jamás está disociado de los esquemas de acción por los cuales actúa sobre este entorno. El arte es un acto de apropiación sobre el mundo, como el de un músico que interpreta una partitura. Surge de la fuente del deseo, en el seno de un conjunto de sensaciones portadoras de sentido. Es patético y conmovedor en la medida en que expresa los elementos emocionales que, al igual -sino más- que los elementos lógicos, determinan la esencia del hombre. En él, de forma especí­ficamente humana, en un arranque de animalidad, estallan la alegrí­a y el sufrimiento, que son las modalidades primeras del ser en el mundo.»

«El cerebro y el mundo interior» de Mark Solms y Oliver Turnbull. «Â¿Cómo, sin la conciencia, sabrí­a usted cómo se siente? Esa es la función de la conciencia. No es sólo intrí­nsecamente introspectiva, sino que también es intrí­nsecamente evaluativa, asigna valor. Nos dice si algo es «bueno» o «malo», haciendo que las cosas se sientan bien o mal (o en algún punto intermedio). Para eso es la conciencia, para sentir. (Y por eso los psiquiatras están interesados en modificar la producción quí­mica de estos núcleos centrales del tallo cerebral).»

«Los laberintos del placer en el cerebro humano» de Francisco Mora. «Hoy en dí­a, la Neurociencia sabe que cada ser humano experimenta sus propios placeres, que son en su intimidad diferentes a los que sienten los demás, porque cada cerebro, en la finura de su estructura y funcionamiento, es diferente al de cualquier otro. Por eso, el mismo aparente placer, aquel de la buena comida cuando se está hambriento, la misma parecida sexualidad o en mayor grado el placer de contemplar la belleza de un cuadro de Velázquez es diferente y único en cada ser humano.»

«El cerebro emocional» de Joseph LeDoux. «Mi padre era carnicero, y yo pasé la mayor parte de mi niñez alrededor de la carne. A temprana edad aprendí­ cómo se ve el interior de una vaca; la parte que más me interesaba era el viscoso y arrugado cerebro. Ahora, muchos años más tarde, paso mis dí­as -y algunas noches- tratando de descubrir cómo funcionan los cerebros; y lo que más quiero saber acerca de ellos es cómo producen las emociones.»