Un año después, investigadores no explican drama de vuelo Rí­o-Parí­s


Un avión Airbus de la ruta Paí­s-Rí­o de Janeiro, se desplomó en el Océano Atlántico sin dejar muchos rastros. FOTO LA HORA: ARCHIVO

A pesar de que ya pasó un año desde el accidente del A330 de Air France que se estrelló en el Atlántico entre Rí­o y Parí­s el 1 de junio de 2009, y con las cajas negras aún sin hallarse, los investigadores, los pilotos y el constructor siguen sin lograr explicar las razones del drama.


El próximo martes, exactamente 12 meses después de la catástrofe del vuelo AF447, la compañí­a organizará en Parí­s una ceremonia privada en memoria a las 228 ví­ctimas, seguida por la inauguración de una estela en el cementerio del Pí¨re Lachaise.

Se esperan entre 1.000 y 1.200 personas, allegados de las ví­ctimas, que consideran que aún no se investigaron todas las pistas.

«No logramos comprender que sólo se haya encontrado el 3 o el 4% del avión, es bastante inimaginable», subraya el presidente de la asociación «Ayuda y Solidaridad AF447», Jean-Baptiste Audousset.

Cuando anunció el fin de la tercera fase de búsquedas, Jean-Paul Troadec, el director de la Oficina de Investigaciones y de Análisis (BEA) encargado de las investigaciones técnicas, fue muy claro: «Sin las cajas negras», que registran los parámetros del vuelo, «será difí­cil tener una investigación concluyente».

Como no se encontraron muchos restos, los medios aeronáuticos sugieren con prudencia que el avión se dislocó en el momento del impacto con el agua, como pasó con otro A330 de la compañí­a libia Al-Afriqiyah, cuando aterrizó en Trí­poli a mediados de mayo. Una pista que el constructor europeo Airbus no descarta totalmente, contrariamente al BEA.

«Si el avión no hubiera estado intacto, no habrí­amos encontrado restos distribuidos de manera tan simétrica», asegura Troadec.

Por ahora, la única certeza es que las sondas Pitot que miden la velocidad del aparato, fabricadas por el grupo Thales, son «un elemento que contribuyó al accidente».

«El punto de partida es la deficiencia de las sondas, pero hay un gran vací­o entre este hecho establecido (…) y el crash», resume Eric Derivry, portavoz del SNPL, el principal sindicato de pilotos de Air France.

El BEA repitió en reiteradas ocasiones que este elemento no bastaba para explicar la catástrofe, a tal punto que suscitó dudas entre las familias sobre su manera de llevar adelante la investigación.

«Este accidente es un drama y un misterio para la comunidad aeronáutica entera», considera Michel Guérard, uno de los responsables de la seguridad de Airbus. «Definitivamente queremos conocer las causas del accidente y su desencadenamiento», agregó.

Varios expertos destacan que la congelación de las sondas, que las volvió inoperantes en el AF447, también ocurrió con otros aviones, sin que se produjera semejante drama, lo cual hace pensar que se produjeron otros acontecimientos.

«Puede tratarse de un error de pilotaje, de incidentes técnicos adicionales, pero los mensajes Acars (emitidos por el aparato) no los revelaron. Y nadie tiene informaciones sobre el comportamiento de la tripulación», explica un especialista de Airbus.

De ahí­ la importancia de encontrar las cajas negras, con la esperanza de que puedan ser explotadas después de un año de inmersión.

Ya se llevaron a cabo tres operaciones de búsquedas, en vano, lo cual provocó la frustración de los pilotos y de las familias de las ví­ctimas, que quieren que los investigadores continúen buscando. Unas operaciones que ya costaron 20 millones de euros.

«No logramos comprender que sólo se haya encontrado el 3 o el 4% del avión, es bastante inimaginable.»

Jean-Baptiste Audousset

Presidente de la asociación «Ayuda y Solidaridad AF447»