Colombianos sólo piden trabajo


Una obra en construcción en Cali, Colombia. La necesidad más sensible de los colombianos es el empleo. FOTO LA HORA: AFP LUIS ROBAYO

Narciso Jaime llegó a Bogotá hace dos meses y sólo ha logrado trabajar veinte dí­as por 12 dólares diarios. Luis Becerra gana siete con su puesto callejero de venta de cigarrillos: en Colombia el desempleo y el subempleo tienen a muchos alejados de la polí­tica.


Desde muy temprano en la mañana se observan pequeñas legiones de desempleados en las inmediaciones de edificios en construcción del norte de Bogotá, que van de vigilante en vigilante pidiendo trabajo al dí­a.

Narciso Jaime es uno de ellos. Padre de cinco hijos, llegó a la capital hace dos meses desde el departamento de Magdalena (noroeste) en busca de mejor fortuna. Pero hasta ahora sólo ha conseguido unos veinte dí­as de trabajo, pagados a 25.000 pesos diarios (12,5 dólares), como ayudante de construcción.

«Ya quiero devolverme», explica desilusionado. Una vez descontados sus gastos de alojamiento y transporte, a Narciso apenas le queda para enviar a su familia.

«Me gustarí­a mejorar la vida de mis hijos, que tengan mayor futuro, que puedan estudiar y prepararse», lamenta.

Muchos de sus compañeros dicen que no irán a votar porque se sienten lejos de la clase polí­tica tradicional.

«Estoy ganando 200.000 pesos (100 dólares) mensuales y no me alcanza para nada. ¿Votar? ¿Para qué? Esos polí­ticos no sirven para nada», comenta un hombre de 32 años, padre de tres hijos, negándose a dar su nombre.

Lo mismo dice Bertha Edith Obando, de 50 años, procedente de Cali, que fue el martes en la mañana a registrar su hoja de vida en el Sena (Servicio nacional de aprendizaje) para tratar de encontrar un empleo público.

«Si votara, votarí­a en blanco, por el inconformismo con todas las cosas que están pasando. No me convence ninguna de las corrientes representadas», asegura.

Según la encuestadora Datexco, el desempleo es la principal preocupación para el 20% de los colombianos, destronando a la inseguridad (6%), aunque la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) sigue activa.

En 2002, cuando el presidente Alvaro Uribe asumió el cargo, Colombia registraba una tasa de desempleo del 13,6%. Ocho años después el presupuesto de Defensa representa al menos 4,1% del PIB, y las cifras no han mejorado.

Según Tarcisio Mora, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) «no existe una polí­tica que comprometa al gobierno y a los empresarios para el empleo», dijo a la AFP.

Y Roberto Steiner, director ejecutivo de la privada Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo, califica al mercado laboral colombiano como «la vergí¼enza del continente».

Según un estudio de la OIT, Colombia, paí­s de 46 millones de habitantes que cuenta con importantes recursos naturales –en particular petróleo, carbón y oro– ocupaba el último puesto en América Latina y el Caribe en cuanto a la tasa de ocupación laboral, con 12,3% de desocupados en el 2009, frente a una media regional de 8,4%.

Mora afirma además que la tasa de desempleo actual no serí­a del 13%, como lo indica el gobierno, sino de al menos el 15%, en tanto que la informalidad se situarí­a entre 62% y 65%, en un paí­s donde la fuerza laboral es de cerca de 22 millones de personas.

Es el caso de Luis Becerra, que con su puesto callejero de venta de cigarrillos y galletas gana 15.000 pesos diarios (7,5 dólares), sin alcanzar el salario mí­nimo mensual de 515.000 pesos (unos 260 dólares).

Le queda «para una sopita nomás, y un tinto (café) por la noche». Así­ transcurre su vida. «Todaví­a estoy pensando si voy a votar», confiesa.

Quizás a pocos dí­as de la primera vuelta de los comicios, algunos candidatos lo han entendido. En un debate televisivo, muchos han resaltado el problema.

El candidato oficialista del Partido de la U, el ex-ministro de Defensa Santos, concluyó mencionando la «pobreza» y la «corrupción» entre sus prioridades. «Conmigo pueden dormir tranquilo», dijo, mientras el otro favorito, Antanas Mockus, del Partido Verde, se comprometí­a a favor de una «sociedad más equitativa» con «mejores carreteras».