La pequeña Daisy, de 7 años, que en días pasados puso en aprietos a la primera dama estadounidense al decirle que su madre era una inmigrante ilegal que temía ser expulsada de EEUU, ha recibido una fuerte corriente de simpatía en Perú, donde el gobierno la ve como símbolo del drama de los migrantes.
La vida le cambió a la familia de Daisy, cuando ésta le dijo a la primera dama estadounidense, Michelle Obama -que visitaba la escuela en Maryland donde estudia la niña- que el presidente Barack Obama «se está llevando a todos los que no tienen papeles».
Tras una respuesta de la primera dama, la niña insistió: «pero mi mamá no tiene papeles».
Esta última frase, frente a las cámaras de la televisión, generó un impacto inmediato y puso sobre el tapete el espinoso tema de los migrantes ilegales.
Pero para su familia, la intervención de la menor se convirtió en un problema ante la posibilidad de que -visibles ahora a los medios- su madre y su padre fueras deportados.
Los padres de Daisy -Natalia Julca y Angel Cuevas- viajaron a Estados Unidos en julio de 2002. Dejaron en Lima, al cuidado de sus abuelos a July (de 9 años y quien actualmente estudia en Lima). Daisy nacería meses después en Estados Unidos y adquirió esa nacionalidad.
Genaro Julca, abuelo de Daisy, se comunicó el lunes con su hija Natalia en Estados Unidos y ésta le señaló que está siendo asistida y protegida por un abogado.
«Mi hija me dijo «no te preocupes papá, yo estoy tranquila, mi rutina esta normal y Daisy sigue asistiendo al colegio» dijo a la AFP Genaro Julca, que viven en un barrio popular en Lima.
«Nosotros al principio estábamos totalmente preocupados; ayer (lunes) me llamaron del consulado peruano, me han dicho que van apoyarnos y me aseguraron que no va ver ninguna represalia con ellas», indicó Julca.
«A mi nieta no la podrían deportar por que es nacida en Estados Unidos, me preocupa mi hija que trabaja limpiando casas», manifestó.
José Herrera Robles, abogado peruano especialista en temas migratorios, no es tan optimista.
«Los papás han ido con visa de turistas, han entrado como legales, pero se han convertido en ilegales, más aún si están trabajando. Y que tengan una hija estadounidense o no, eso no los beneficia para nada, por lo menos hasta que la niña cumpla 21 años y los pida como padres de ciudadano», dice a la AFP.
«Lo que más les convendría es regularizar ante un juez de migración que les pueda autorizar un waiver (un perdón) para que se puedan quedar mientras dura el trámite de regularización», dice Herrera.
«Pero puede pasar que el juez les diga que tienen que esperar en su país» hasta que se resuelvan sus casos, añade.
Los padres de Daisy «corren el peligro de ser deportados aunque Michelle Obama prometió lo contrario. Jurídicamente no es posible que la primera dama detenga la ejecución de una ley contra alguien que ha cometido delito», según dijo Herrera a un medio local.
El presidente del Perú, Alan García, se sumó a la ola de simpatía que ha generado la niña. «Me llena de orgullo que una niña peruana represente, en este momento, todo este enorme problema de la migración latinoamericana en los Estados Unidos», dijo el mandatario.
El tema de la inmigración ilegal «lamentablemente no está siendo solucionado de una manera racional y tiene respuestas totalmente irracionales», agregó.
El canciller peruano, José Antonio García Belaunde, dijo igualmente que la niña se ha convertido en una «embajadora no nombrada pero eficaz» en un tema «tan prioritario» para cualquier país latinoamericano.
El canciller recordó que el presidente García viajará el 1 de junio a Washington y tendrá la ocasión de hablar con Obama sobre el tema de los migrantes.
Se calcula que unos 12 millones de latinoamericanos -entre legales e indocumentados- viven en Estados Unidos, un millón de ellos, peruanos.