¿Por qué esperar a que vengan otros a decir qué hacer?


En nuestro paí­s decir que MI FAMILIA PROGRESA y tantos más electoreros programas sociales no son los más atinados para resolver a fondo nuestros problemas, es igual a cometer pecado mortal. El Presidente y su señora esposa son los primeros en dejarse ir contra quien se atreva a poner en duda sus proyectos, igualmente los llamados polí­ticos de izquierda «moderada», como los dizque «lí­deres» de la sociedad civil, nos vaticinan hasta de qué nos vamos a morir. Pero tarde o temprano la verdad sale a relucir y cuando más desesperados estemos por ver cómo miles de millones de quetzales se van por un tubo sin llenar el objetivo que se dice perseguir, se presenta alguien de afuera a decirles lo que deben hacer.

Francisco Cáceres Barrios

¿Por qué insisto en lo anterior a estas alturas?, porque releyendo las declaraciones de gente como don Anand Grover, relator especial de las Naciones Unidas, vino a confirmar que no estábamos equivocados al decir que es desatino ponerse a regalar dinero a manos llenas so pretexto de ayudar a los pobres o de paliar la crisis económica de nuestros indí­genas repartiendo láminas, ollas, magdalenas y cuantos más «espejitos» usen para querer tapar el sol con un dedo. ¿Por qué empecinarse en no montar una eficaz red de servicios de salud que satisfaga sus necesidades?, ¿será forzosamente necesario que venga gente de afuera para percatarnos que es urgente atacar a fondo las causas de tener una elevada tasa de mortalidad materna e infantil, como alarmante desnutrición y hambruna?

En Guatemala viven ocurriendo toda una serie de contradicciones porque todo sigue girando alrededor de los intereses personales, fueran los de alcanzar el poder, una posición privilegiada o hacer millonarios a quienes hasta hace poco no tení­an ni petate en que caer muertos. Sólo turbiamente se han podido hacer obras fí­sicas, aunque muchas de ellas a plazo muy corto se caen en pedazos. Sólo así­ se han construido edificios para hospitales, centros de salud o instalaciones similares. Sólo así­ se ha podido dotar, meses después de haber sido flamantemente inauguradas, del mobiliario, equipo e insumos indispensables.

En Guatemala, para que alguna autoridad le ponga atención a usted, estimado lector, se necesita que el proyecto, idea o sugerencia rinda dividendos a los intereses de funcionarios claves para toda negociación o mejor todaví­a si siendo extranjero, haya sido nombrado «relator», «jefe de misión» o «comisionado». Entonces sí­, lo atenderán debidamente, lo invitarán a traguitos, bocas y deliciosas viandas, aunque después de su partida sigan haciendo lo que les venga en gana. ¿O me equivoco? De todos modos, aquí­ estoy dándole las más expresivas gracias a don Anand Grover de la ONU por su valioso informe. Si no hubiera sido por él, nadie hubiera repetido con voz más sonora lo que por tantos años miles de guatemaltecos hemos venido insistiendo.