Estamos viviendo los tiempos más difí­ciles de la historia polí­tica en Guatemala


Y tristemente, también somos nosotros los que estamos escribiendo las crónicas de todos los  acontecimientos, que a diario vivimos, de espaldas a la realidad que nos supera.  La mayorí­a de las veces somos ajenos al contenido de los diarios escritos y noticieros, que nos gritan a voces: –“Guatemala, tu tierra, tu casa, está consumida, ahogada en sangre fresca, que a cada minuto es vertida en las calles y avenidas, sin que por ello, tú ni nadie se inmute por la pérdida de vidas humanas que no pueden denunciar a sus asesinos, porque su voz ya no es perceptible al oí­do humano.”– 

Rosana Montoya / A-1 397908
rosana.montoya@yahoo.com

 


Todaví­a no hemos caí­do en cuenta,  que es nuestra casa la que está siendo invadida y amenazada por el vecino que, con machete en mano, corta nuestra flora, roba los frutos de los árboles que con esmero cultivamos en él afán de cosechar algún dí­a, tiempo y esfuerzo invertido.  Las esperanzas caí­das, por la invasión flagrante,  que se pasea sobre nuestro tejado, sin que nadie defienda el suelo patrio.  Â¡Miedo a qué tenemos, por Dios Santo y Bendito! Es que nos asustamos con nuestra propia sombra.  Qué triste vivir de rodillas ¡todo un pueblo! contenido, por un engendro que parió el infierno.  Yo no sé ustedes, hombres de Guatemala, que silenciaron sus propias voces, por recelo a las consecuencias, prefieren esconderse bajo las piedras, para conservar lo poquito que tienen, cuando bien saben que lo perderán todo si no enfrentamos todos juntos al demonio que ya brinca en nuestro lecho.  Enfrentémonos de una vez por todas al  monstruo de las mil cabezas que es el gobierno, dirigido por la aberración transmutada  en la figura femenina, que contra viento y marea insiste en extender el manejo de los destinos de Guatemala, y para lograrlo no tiene empacho  en  continuar con el plan de vender concesiones a otros carteles de narcotraficantes, además de los ya establecidos, con tal de no bajarle ritmo a la propaganda, que compra votos entre la gente más asequible,  que está en edad de buscarse la vida, porque no sufren impedimento fí­sico ni mental que coarten sus facultades para desempeñar cualquier oficio, pero es lamentable que ya se acostumbraron  a estirar la mano y recibir limosna, me refiero a las barriadas aledañas a la capital, de mujeres obesas que no mueven un dedo, para cambiar su situación económica, porque ya viene Sandra, y nos entregará las casas y cosas de los ricos, de las zonas donde viven los hacendados, y mientras ese dí­a llega, hoy los soldados en persona reparten desde una bolsa solidaria,  refrigeradoras,  estufas y lo que haga falta para sobornar a la clientela. Eso sí­, al Corredor Seco, donde los niños sufren desnutrición severa, ahí­ no llega ni una bolsita de incaparina.  Aquí­ no estamos descubriendo el agua azucarada, es igual a lo que sucedió años atrás en Colombia. Hoy en Guatemala existen varios carteles que se disputan la hegemoní­a del narcotráfico, a la fecha es el negocio más rentable del siglo, preciso, porque sus consumidores, son los del primer mundo que pagan el dispendio, para no bajarle ritmo a las ideas y continuar rindiendo al máximo, sus mejores exponentes son los gerentes empresariales de Norteamérica y sus derivados, los consumidores de fin de semana, para relajarse y pensar que el lunes harán rayas en el aire cuando regresen a la oficina.  No nos queremos dar cuenta, el peligro inminente que representa la controversial figura de Sandra Torres, que a la vista parece inofensiva, con el morral atravesándole al pecho, simula que ya tiene la banda presidencial que puso a sus pies el nuevo cartel del narcotráfico, que dejó entrar en la jugada, no es tiempo de cabildear, mientras el enemigo afila y amarra navajas para degollarnos en la pelea de gallos que ya empezó.  El honor de los narcotraficantes, no es cosa de juego, en ello se lleva la vida de miles de personas inocentes, que solo inconscientes, como lo son los exguerrilleros, de ayer y hoy pueden permitirse el lujo de vender a su patria y entregarla atada de pies y manos a las bandas internacionales de los carteles, que dí­a llegará que, también a los vendedores de patria les vaya la vida en ello.  A ustedes, todas las Cortes de Guatemala, les hablo: no permitan que se legalice la inconstitucional candidatura de Sandra Torres, ustedes son los representantes de la ley en Guatemala. No entreguen a nuestra Guatemala, a la figura del mal, que se alimenta de la sangre caliente de sus ví­ctimas, ustedes serán los únicos responsables de haber violado la Constitución.  Señores del TSE: saquen la casta de sus antecesores,  no acepten esa candidatura. Todos los ojos del mundo están puestos en ustedes juristas de Guatemala.  Que la patria los premie si viven  el cumplimento del deber, o que la patria los condene si entregan al pueblo que los vio nacer.