Una película tailandesa que borra las fronteras entre lo real y lo sobrenatural dio la sorpresa en Cannes al conquistar el domingo la Palma de Oro a la que aspiraban entre otras la mexicana «Biutiful», que consoló con el premio a su actor, Javier Bardem.
El esperado filme del cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu, del que prácticamente no se sabía nada antes de su estreno, provocó la ovación de pie más larga -diez minutos – que se escuchó en el gran teatro del Palacio de los Festivales en esta edición del certamen.
Muchos se secaban las lágrimas o salían con la mirada húmeda, tras asistir al estreno de «Biutiful», cuyo protagonista, Uxbal, un personaje marginal y entrañable, es encarnado magistralmente por Bardem, a quien el jurado atribuyó el premio másculino de interpretación, que compartió con el italiano Elio Germano, por su papel en «La Nostra Vita», de Daniele Luchetti.
Pero el jurado del Festival, presidido por el cineasta estadounidense Tim Burton, no parece haber sido cautivado por la película mexicana, optando por dar su máximo galardón a «El tío Boonmee, que se acuerda de su vidas anteriores»).
Coproducido por el español Lluis Miñarro, este filme del tailandés Apichatpong Weerasethakal, que es una especie de fábula budista, se sale de los cánones establecidos, borrando las divisiones entre lo fantástico y lo real, entre pasado, presente y futuro.
Cuenta la historia de un hombre, el tío Boonmee, que padece de una aguda enfermedad renal y decide pasar sus últimos días en la selva, donde se le aparecen el fantasma de su esposa muerta y el de su hijo desaparecido, éste transformado en un gran mono negro.
«Quiero agradecer a los fantasmas que nos rodearon en el rodaje, y que nos permitieron hacer este filme», declaró el realizador en la ceremonia de premios, lleno de lujo y glamour.
Las otras películas ganadoras de la noche fueron la mexicana «Año bisiesto», del director australiano Michael Rowe, que conquistó la Cámara de Oro de la mejor ópera prima de todo el festival, y la del francés Xavier Beauvois, «Des hommes et des dieux» (Hombres y dioses), que se llevó el Gran Premio del Jurado del 63º Festival de Cannes.
«Año bisiesto» describe la soledad de una joven indígena de Oaxaca en la capital federal. El filme transcurre prácticamente en su domicilio, donde esta periodista modesta practica con regularidad el sexo con desconocidos con la pretensión de encontrar compañía.
La película de Beauvois, de 43 años, se inspira libremente en los últimos meses de vida de un grupo de monjes cistercianos, antes de que fueran secuestrados una noche de 1994 de su monasterio en las montañas del Atlas argelinos, y asesinados, en un crimen que aún no ha sido esclarecido.
Con una gran economía de medios, en armonía con la vida monacal, el realizador supo recrear a través de miradas, de imágenes sobrias, el clima de angustia que poco a poco invadió a los monjes, en medio de la espiral de violencia entre islámicos radicales y el ejército argelino.
Interpretado por un elenco formidable, en el que destacan Lambert Wilson, como líder espiritual del grupo, y Michael Lonsdale, el filme evita caer en el clásico discurso político o religioso demagógico, creando empatía en el público con los personajes y mostrando, en estos tiempos de dogmatismo, cercanía entre dos tradiciones religiosas.
La actriz francesa Juliette Binoche ganó este premio de interpretación femenina en este certamen por su papel en el filme «Copia Conforme», del iraní Abbas Kiarostami.
Binoche, que comparte cartelera con William Shimel, encarna en esta película -que gira sobre la imposibilidad de amar, con personajes que se mueven entre verdades y mentiras-, a una mujer que retoma la relación con su marido en Toscana.
El premio de la mejor dirección fue al francés Mathieu Amalric por su película «Tournée» (Gira), interpretada por cinco voluptuosas artistas nudistas norteamericanas.
Conocido en el extranjero sobre todo como actor, Amalric retrata a las bailarinas de striptease de gira (la «tournée» del título) por Francia, dirigidas por un promotor maniático con más pasado que futuro, interpretado por el mismo realizador.
El Premio del Jurado recompensó «Un hombre que grita», del chadiano Mahamat-Saleh Harounm, autor de la única película africana en competencia, que retrata las víctimas de la guerra civil en Chad a través de una historia familiar.
El Premio para el mejor guión fue atribuido a «Poetry» (Poesía), del surcoreano Lee Chang-dong.
Javier Bardem, que compartió el domingo el premio a mejor actor en Cannes, ha impuesto, durante veinte años de ecléctica carrera, su impronta en el cine de Europa y Estados Unidos, hasta convertirse en el actor español más importante de su generación.
Su actuación intensa y sobria en «Biutiful», del realizador mexicano Alejandro González Iñárritu, le valió la última recompensa del cine mundial que le quedaba pendiente, el premio a mejor actuación en Cannes, luego de recibir un Oscar en 2008 por su interpretación en el filme de los hermanos Ethan y Joel Coen «No Country for Old Man» (No es país para viejos).
El actor nació el 1 de marzo de 1969 en las Palmas de Gran Canaria en una familia marcada por la interpretación.
Nieto de actores, hijo de la actriz Pilar Bardem, sobrino del famoso director Juan Antonio Bardem y hermano de los actores Carlos y Mónica Bardem, no cabe duda de que lleva el arte en las venas.
«Mamá, esto es para tí, para nuestros tíos, para nuestros abuelos que trajeron la dignidad para los comediantes de España», dijo el actor en un emotivo discurso al recibir el Oscar y dedicarlo a su madre, a quien besó apenas escuchar su nombre como ganador en el teatro Kodak.
Sus primeras apariciones ante la cámara como extra para pagarse sus estudios de pintura no hacían prever la buena fortuna en los plató de cine, hasta que el director Bigas Lunas le ofreció un papel en «Las edades de Lulú» (1990).
«Bigas Lunas no fue decisivo en mi carrera: fue el ciento por ciento de ella. Me interesó por este trabajo y fue la primera persona que me dio a leer un guión de cine», dijo Bardem en una entrevista a la prensa de España en 2001.
Su trabajo con Bigas Lunas seguiría con «Jamón, jamón», junto a una debutante llamada Penélope Cruz, y «Huevos de oro», donde su duro rostro enmarcado por un pelo negrísimo y expresiva mirada encajaban en el papel del típico «macho ibérico».
Después de probar la comedia en «Boca a boca» (1995), rueda en 1997 con dos directores españoles capitales, Alex de la Iglesia en «Perdita Durango» y Pedro Almodóvar en «Carne trémula», y se destaca en el thriller «Entre las piernas».
«Pero su verdadera consagración en el cine español llega más tarde con su papel de desempleado en la película «Los lunes al sol» de Fernando Leon de Aranoa (2003) y la conmovodera «Mar Adentro» (2004), del chileno-español Alejandro Amenábar, donde fue el parapléjico Ramón Sampedro que luchó por su derecho a querer morir.
Bardem empezó a pisar Hollywood en 2001 al ser postulado a un Oscar por su estupenda «reencarnación» en el escritor homosexual cubano Reinaldo Arenas en «Antes que anochezca», de Julian Schnabel.
Bardem era para muchos el actor destinado a ser el nuevo «latin lover» de Hollywood, desplazando a su ya famoso compatriota Antonio Banderas, pero los personajes que ha elegido lo llevaron más allá del cliché.
Entre sus incursiones en el cine internacional también destacan «Los fantasmas de Goya» de Milos Forman, «Amor en tiempos del cólera» de Mike Newell, «Vicky Cristina Barcelona» de Woody Allen.
Sin embargo, en una entrevista en 2008 había afirmado su poco interés por radicarse en Estados Unidos, como hicieron Banderas o Penélope Cruz, su compañera sentimenal.