ACLARACIí“N: En la edición del lunes 10 fue publicada la primera parte de este artículo, debiendo haberse editado el lunes 17 esta segunda parte se editará el lunes 24, habiéndose hecho público el 17 el escrito «ORDEN MASí“NICA DEL GRAN ORIENTE LATINOAMERICANO (GOLA), a fin de poder darles la bienvenida a Guatemala, a las distinguidas damas uruguayas Myriam Dibarboure y Marta Ferrari, Gran Maestra y Gran Secretaria, respectivamente, de la Orden GOLA, quienes habrán visitado el sábado 20 de los corrientes a la Logia guatemalteca, Hermes Trimegisto 35, en la ciudad capital y posteriormente a las Logias Triángulo de Coatepeque, adherida a Deber y Libertad, con sede en el departamento de Quetzaltenango.
En la primera parte de QUIZíS NO ESTOY ARANDO EN EL MAR, agradecí al Director de La Hora -Tribuna, No Mostrador-, Lic. Oscar Clemente Marroquín, los conceptos de su editorial, del día 3 de los corrientes, «Poncho Bauer Paiz sigue arando en el mar», que se refería a un proyecto de nueva Ley de Minería que presenté al Congreso de la República, para sustituir la que está vigente, no sólo porque varias de sus disposiciones violan artículos de la Constitución Política de la República sino porque no pocos de sus preceptos son muy lesivos a los intereses nacionales. Y esa atención a mi proyecto legislativo, que él no adversa, pero lo considera ingenuo, me indujo a publicar estas líneas, porque ya hay un bloque de diputados que se ha interesado y estudia el texto de mi iniciativa.
Por otra parte, estimé conveniente dar a conocer las, en general, buenas relaciones que mantuve con el hijo mayor del Lic. Clemente Marroquín Rojas, hace más de 75 años, como condiscípulos en La Preparatoria, y con Oscar Marroquín Rojas. Así como, con su hijo, Oscar Clemente Marroquín Godoy, desde hace aproximadamente cuarenta años, cuando fue mi sobresaliente alumno en la Facultad de Derecho de la Usac.
Respecto al paterfamilia, Lic. Clemente Marroquín Rojas, le admiré desde mi pubertad, porque cuando Ubico ascendió al poder y suprimió, entre otros muchos, el derecho humano a la libre expresión del pensamiento, como ya lo he reconocido repetidamente, nunca quiso someterse al dictador y tuvo que salir del país y sufrir el destierro en México, durante todo el período de la administración tiránica ubiquista. Pero, inmediatamente después del triunfo de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, vino a su patria y reinició sus laboriosas e históricas actividades periodísticas.
í‰l no estaba del todo de acuerdo con el modo de gobernar del Presidente, Dr. Juan José Arévalo, pero éste sabedor del limpio pasado político del ciudadano periodista, le llamó y, después de unas semanas de dialogar y tratar de un futuro diferente para el país y su pueblo, el Lic. Marroquín Rojas aceptó hacerse cargo del Ministerio de Economía y Trabajo, si mal no recuerdo a fines de 1945.
Por entonces, yo era diputado del Congreso de la República, y por invitación de Carlos Manuel Pellecer, entonces comunista, habíamos constituido un trío (él, Humberto Sosa y yo) que íbamos, en tren de segunda, todos los fines de semana a Escuintla, a agitar al campesinado y obreros agrícolas, con el propósito inmediato de realizar una profunda reforma agraria que acabara con el latifundismo, de servidumbre feudal. El Presidente de la República y el Gabinete de Ministros, acordaron exiliar del país a los diputados Pellecer y Sosa, nombrándolos para desempeñar cargos en la Embajada de México. Quizás a mí no me enviaron a ese destierro forzoso, encubierto con diplomáticas galas, porque mientras ellos habían venido a Guatemala, del México «comunizado», yo era un joven abogado de la pequeña burguesía, del equipo de los revolucionarios frentepopulistas y renovacionistas, egresado de la Universidad Nacional de Guatemala, pues todavía no había recobrado su tricentenario nombre: Universidad de San Carlos de Guatemala.
(Continuará)