El Código Municipal de Guatemala establece el régimen de Contribución por Mejoras, mediante el cual «los vecinos beneficiarios de las obras de urbanización que mejoren las áreas o lugares en que estén situados sus inmuebles pagarán las contribuciones que establezca el Concejo Municipal, las cuales no podrán exceder del costo de las mejoras», lo cual significa que los propietarios de inmuebles en la colonia Santa Rosalía tendrían que pagar el valor del paso a desnivel que se construye con un costo de más de 26 millones de quetzales.
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Mañosamente, sin embargo, el Alcalde de Santa Catarina Pinula diluye el beneficio de la obra entre los 60 mil automovilistas que circulan diariamente por el sector, no obstante que es obvio que ese proyecto fue diseñado única y exclusivamente para beneficio del pequeño sector compuesto, de momento, por 400 familias, pero que con la plusvalía que le dará a la tierra el proyecto, dentro de poco albergará a muchas más. Santa Rosalía es una colonia cuyo acceso es absolutamente limitado y quien no se identifique en la garita con los agentes de seguridad privada y justifique la razón para ingresar, no puede hacerlo. En otras palabras, si cualquier hijo de vecino quiere utilizar las calles de la colonia para salir por el otro acceso que da más al oriente, se verá impedido de hacerlo porque los agentes de seguridad no le abrirán el paso. Los automovilistas que suben o bajan por la carretera y que se topan con el acceso a Santa Rosalía se hubieran visto realmente beneficiados si Coro y su gente obligan a los vecinos de la colonia y sus visitantes a hacer un retorno en el paso a desnivel del cruce a Muxbal en vez de construir el paso a desnivel. Igual, si quieren salir de la colonia y desplazarse hacia el cruce a Muxbal, tendrían que hacer un retorno en el paso a desnivel de Vista Hermosa, como ocurre en la mayoría de ciudades del mundo en las que hay que recorrer alguna distancia para cruzar arterias rápidas en las que no se hacen desvíos ni puentes para beneficio de unos pocos. El costo completo del paso a desnivel tendría que prorratearse entre los dueños de la tierra de esa colonia que es absolutamente privada y a la que no tiene acceso más que la gente autorizada por los elementos de seguridad y los ocupantes de los 400 inmuebles actualmente habitados. No hay razón para que los guatemaltecos todos, ni siquiera los 60 mil que según Coro bajan todos los días a más de 100 kilómetros por hora por ese sector, tengamos que cubrir el costo de una obra que evidentemente es para beneficio de unos pocos. Y además del valor directo de la obra hay que cuantificar, aunque sea realmente difícil, el costo de los atascos diarios que se forman en el sector y que afectan a miles de personas. Simplemente en combustible el país está perdiendo enormes cantidades por lo que se tiene que consumir en exceso debido a los trabajos que se realizan. Pero también está el tiempo que se pierde y que debiera cuantificarse, porque es obvio que estamos frente a un caso en el que el interés particular prevaleció frente al interés general y el Gobierno, en un extraño gesto de «solidaridad» dispuso invertir dinero que buena falta hace para cumplir con los fines esenciales del Estado, para facilitar a cuatrocientas personas que puedan entrar y salir de su colonia sin tener que hacer ni siquiera un mínimo sacrificio como el que hacemos todos los guatemaltecos para llegar diariamente a nuestros destinos.