Con dieciséis años y la voz aún sin desarrollar completamente, Justin Bieber domina el top ten de la lista de ventas de álbumes. Desde que arrasara en Youtube con los vídeos que colgaba su madre (allá por 2007), en los que versionaba con candidez canciones de Usher, Chris Brown, Stevie Wonder, Justin Timberlake o Ne-Yo, este joven canadiense no para de firmar cifras de récord en lo que a ventas se refiere.
La fórmula es perfecta y ha vuelto funcionar. Un estilo pop para públicos de corta edad y un marketing bien dirigido han vuelto a suponer un éxito rotundo, que se recoge en cifras como que el estreno de la primera parte de su primer disco, My World, lanzado el 17 de noviembre de 2009, se coló en el sexto escalón de la Billboard 200.
En España reina por segunda semana consecutiva y planta cara a colosos como AC/DC o Alejandro Sanz (terceros y cuarto respectivamente), pero lo más llamativo es que ha mantenido el primer puesto de la lista de ventas frenando el estreno de los Dire Straits (segundo puesto), que sacaban a la luz esta semana la remasterización de Alchemy, un disco grabado en directo en 1984 y que sólo se había reeditado de momento en Reino Unido.
Otros grupos de renombre que estrenaban esta semana no han sido capaces de acercarse ni de lejos al prematuro fenómeno canadiense. Mientras el esperado álbum de Keane se quedaba en el doce, lo nuevo de Jaime Urrutia no pasaba del 33.