Mi apreciado amigo y colega en el periodismo; él es licenciado, yo soy gí¼izache, Eduardo Villatoro, aquí en LA HORA (03-05-2010), hizo referencia a la intención, ya veraz, según lo expresa, de acuerdo a otras informaciones que obtuvo de fuentes respetables, alrededor de la no buena intención de gravar la asignación a quienes ya lograron jubilarse, sea en la iniciativa privada o en el Estado. Jubilación significa júbilo, por descansar de los agigolones que implican la asistencia diaria, con sus madrugadas, a un centro de trabajo y su desempeño. Para considerarse así, entre nosotros, debiera ser como en los Estados Unidos de América, por ejemplo, en donde muchos de los jubilados, y su pareja, se trasladan a vivir a otro país en busca de tranquilidad. Conocí a un matrimonio gringo que se instaló en Livingston, con el monto de su jubilación compraron un terreno para construir su casa y la equiparon de lo mejor. En ese entonces su cheque lo iban a recoger a Puerto Barrios. Otros engrosan los grupos de turistas para recorrer el mundo; aquí los están corriendo. Lo asignado, entre nosotros para los jubilados rasos del Estado, no alcanza ni para cubrir la canasta básica, menos para turistear ni a la esquina de la casa en donde se pernocta, pues la gran mayoría no son propietarios, y si tienen casa propia, ¿cuánto tienen que pagar en el IUSI, en consumo de corriente eléctrica, de agua, teléfono, cilindro de gas, extracción de basura?
Ahora bien, resulta que a esos trabajadores del Estado, algunos años atrás, les hicieron los descuentos cuando el quetzal estaba a la par del dólar, y ahora los reintegran ocho veces devaluados. Los descuentos fueron así: 1, para el IGSS, que lo compensan con el CAMIP; 2, para capitalizar el Banco de los Trabajadores, eso fue general, nunca se supo de asambleas de accionistas, ni menos que repartieran dividendos, los préstamos con un sinfín de requisitos, ahora el BT tiene nueva imagen. 3, en el Estado descontaron el montepío, no sé si aún lo hacen, una especie de ahorro, que es lo que están reintegrando y sobre los que nunca han reconocido intereses y sobre eso, vienen, según lo expresado, con que se pretende hacerles descuentos.
En la tercera edad se sufre de muchas limitaciones (achaques), y aunque se quiera, no se puede trabajar, y si alguno hace un esfuerzo sobrehumano, se encuentra con que por la edad, por sencillo que sea el trabajo, con mucha magnanimidad, no debe pasar de los 30 años, y es porque aquí se ha dado de copiar sistemas de los países desarrollados pero no para beneficiar a las personas sino para complicarles la vida, como también se quiere aplicar la norma de pagar por hora.
Se habla de que hay que aumentar los ingresos fiscales, así debe ser, pero esto no a costa de quienes tiene menos; las leyes son las leyes, y quienes no pueden cumplirlas, como en este caso, se exponen a ser multados, ¿y de dónde van a sacar para pagar una multa si no tiene ni para comer? ¡Patético! Es de esperarse que ese intento se sopese de acuerdo a la realidad de los jubilados y no prospere.