Difí­cil búsqueda de la unidad nacional


   Señalaba en mi artí­culo del jueves anterior que de cara a las elecciones generales venideras, los guatemaltecos se encuentran frente a un dilema, en el sentido de que deberán escoger entre los candidatos presidenciales de la UNE y del Partido Patriota, porque son las dos corrientes antagónicas de mayor peso en el área polí­tica.

Eduardo Villatoro

Aunque la señora Sandra de Colom no ha declarado sus intenciones de lanzar su candidatura, los opositores de la UNE la critican constantemente porque dan por hecho que será postulada por el partido oficial, y la mayorí­a de los diarios impresos se han encargado de sobredimensionar su presencia en el escenario nacional mediante fotografí­as y palabras suyas pronunciadas en actos del programa de Cohesión Social.

Por el otro lado, es un hecho que el presidenciable natural del PP es el general Otto Pérez Molina porque es su fundador, se reconoce su liderazgo en ese colectivo y fuera del partido, además que fue candidato presidencial en las elecciones pasadas.

Hay otros polí­ticos que prematuramente se han lanzado de lleno a realizar proselitismo electoral, abierta o solapadamente, siendo uno de ellos el diputado  Manuel Baldizón, cuya agrupación Lider fue desestimada por el Registro de Ciudadanos y el Tribunal Supremo Electoral. El dirigente de ese comité no ha tirado la toalla y aparentemente busca el alero de un partido polí­tico  sin recursos financieros, para cobijar su candidatura.

Igual suerte corrió el comité Victoria que no logró -por lo menos hasta la fecha- su inscripción como partido polí­tico porque supuestamente realizó campaña anticipada, lo que también han hecho la UNE, la Gana y el PP, pero sólo dos primeros fueron sancionados con la cuantiosa multa de 100 dólares. Se presume, sin embargo, que el diputado Abraham Rivera, secretario general interino de Victoria no está comiendo ansias de ser candidato presidencial, sino que sólo persigue alcanzar la institucionalidad de su organización para buscar alianzas y mantener presencia en el ámbito polí­tico.

El médico Alejandro Giamattei intenta obtener la nominación presidencial por segunda ocasión; pero sus pretensiones son muy débiles, al extremo de que no cuenta con partido que lo postule; mientras que el educador Eduardo Sugger también pretende de nuevo figurar como presidenciable, lo que posiblemente lo logre, aunque de antemano se presume que no será rival de peso para sus adversarios.

   Luego, el ex pastor doctor Harold Caballeros, quien cambió el púlpito religioso por la tribuna polí­tica, en búsqueda de la Presidencia de la República. Contra lo que se cree, ni todas las congregaciones ni todos los evangélicos considerados individualmente apoyan mayoritariamente al predicador, aunque sí­ lo respaldan los electores de duro pensamiento neoliberal, al margen de creencias religiosas.

Todos los nombrados, con excepción de doña Sandra, son de tendencia derechista, pero la Primera Dama no representa en primera instancia a la atomizada izquierda, que  nuevamente se quedará postergada para otra ocasión Y  mientras tanto, se espera que surja un movimiento social que se encamine a postular a un hombre o mujer con integridad que pueda convertirse en una especie de abanderado(a) de la unidad nacional, utilizando como instrumento electoral a un partido pequeño o en formación. (El juez Romualdo Tishudo le pregunta a una guapa muchacha: ¿Cuándo se dio cuenta que habí­a sido violada por ese polí­tico a quien usted califica de tramposo? La hermosa mujer replica: ¡Cuando rebotó el cheque que me dio!).