Desde el inicio de la crisis, la política europea de Alemania oscila entre la de un bombero y la de un pirómano, sembrando el caos a raíz de una confusión originada en gran parte en las disensiones internas de la coalición gubernamental de centro-derecha.
Esta semana, la canciller alemana Angela Merkel sorprendió de mal modo al decidir prohibir en forma unilateral la especulación a la baja en ciertos productos financieros.
La iniciativa sólo sirvió para alimentar las preocupaciones sobre la ausencia de coordinación en la gestión de la crisis presupuestaria en Europa e irritar a Francia.
Tras esto, una pequeña frase de la canciller -«el euro está en preligro»-, tuvo un efecto devastador en los mercados financieros, hundiendo a la moneda única a su nivel más bajo desde 2006.
«Desde Konrad Adenauer, nadie había arruinado tanto al eje franco-alemán como Merkel», lanzó el viernes el jefe del partido social-demócrata (SPD, oposición), Sigmar Gabriel, durante un debate en la cámara baja del parlamento,
Estas decisiones y declaraciones de Merkel no tardaron en verse reflejadas en los sondeos de opinión, con una caída del apoyo a la Unión Cristiano-Demócrata (CDU) de la canciller y sus socios liberales (FDP).
Los alemanes temen ver que sus ahorros pierdan valor en caso de caída del euro y un regreso de la inflación.
La polémica de los últimos días es sólo una más de las numerosas idas y vueltas de Alemania durante la crisis, estimaron los expertos consultados.
«El gobierno está muy lejos de tener una posición europea clara», explicó Cornelius Adebahr, investigador del instituto alemán de política exterior DGAP, recordando las dudas de Angela Merkel sobre el rescate de Grecia en plena crisis presupuestaria del país mediterráneo.
Merkel es «sobre todo una pragmática» y busca permanentemente el compromiso, subrayó de su lado Angsar Belke, director de estudios sobre macroeconomía internacional del instituto DIW de Berlín.
El problema es que las tensiones perpetuas con el FDP han vuelto esta misión casi imposible, por lo que su imagen a nivel europeo no hace más que reflejar las contradicciones a nivel interno, que le costaron recientemente una derrota en las elecciones regionales de Renania del Norte-Westfalia.
«Es una desgracia para nosotros que esta crisis del euro toque a los alemanes en un momento en que el tenemos un gobierno débil y con problemas de dirección», subrayó el investigador del DGAP.
Angela Merkel no solo debe luchar con la indisciplina del FDP y sufrir las traiciones de su tradicional aliado la Unión Social-Cristiana bávara, sino también hacer frente a la caída de varis pesos pesados de su propia fuerza.
«Sólo nos queda espera que despues de una fase de incertidumbre vamos a ver aparecer una nueva línea pro-europea», subraya Cornelius Adebahr, del DGAP.