De honorables candidatos, a señalados delincuentes


En el proceso de seleccionar a la persona que ejercerá el cargo de Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, la Comisión Postuladora realizó un trabajo que a todas luces no fue nada fácil, porque de una u otra forma sus apreciaciones fueron valoradas por unos e ignoradas por otros, lo cual dio cierta equidad en sus decisiones.

Fernando Mollinedo
fermo@intelnet.net.gt

Por ley, la Comisión Postuladora fue la encargada de hacer el trabajo de selección; de acuerdo con los datos, constancias, certificaciones y apreciaciones basadas en su criterio profesional; LA LEY LES OBLIGí“ A ELLO. Por lo tanto, fue su criterio de Comisión el que prevaleció en su decisión.

La elite económica de la sociedad guatemalteca tiene sus representantes organizados en grupos de presión, y SE ARROGAN LA REPRESENTATIVIDAD DE LA SOCIEDAD sin que esto sea real, pues su grupo no pasa de estar integrado por quince o veinte personas que con influjo polí­tico-económico tienen presencia en algunos medios de comunicación también pertenecientes a dicha elite.

Otros grupos de presión liderados por mujeres pretenden llegar al poder por medio del matriarcado y de la lástima social, lo cual les valió para acceder a algunos puestos de poder real en la administración del paí­s, sin que por ello se confí­e en ellas pues no tienen experiencia administrativa ni polí­tica para el desempeño de dichos cargos.

Estos grupos de presión se arrogaron la CALIDAD MORAL para calificar y descalificar públicamente a los integrantes de la lista de personas aspirantes al cargo de Fiscal General; sindicándolos de acciones ilegales cometidas durante el ejercicio de su vida profesional.

Lo anterior, puso a los aspirantes en una situación social pública muy incómoda, pues su trayectoria profesional a través de muchos años está en entredicho con los señalamientos recibidos, acusaciones de todo tipo de forma anónima y sin respaldo jurí­dico; lo cual los convirtió de la noche a la mañana, de honorables candidatos, a señalados seudodelincuentes por las denuncias infundadas que recibieron.

Los señalamientos sí­ fueron de carácter público, pero los descargos a las acusaciones no fueron publicados ni son del dominio público, lo cual aparte de ser incorrecto es inmoral, pues el prestigio de los profesionales quedó manchado ante la sociedad con acusaciones infundadas basadas en informaciones incorrectas o desactualizadas.

Las conductas de estos grupos de presión que lanzan la piedra y esconden la mano, responden muy bien a la hipocresí­a social en que vivimos y reiteran la hegemoní­a del poder económico sobre la academia y el pueblo en general.

La suciedad civil con piel de oveja, respondiendo a los intereses de la oligarquí­a, señaló, denunció y acusó… pero no todo lo dicho fue verdad. Les cuesta aceptar que ninguno de los candidatos de ellos, de los organismos internacionales ni del Estado se encuentra en la lista de los seleccionados; y para mientras… ya mancharon el honor de quienes se atrevieron a participar.