La renuncia del director del Registro Nacional de las Personas, Enrique Cossich, se convierte en el último eslabón de una serie de deficiencias que permiten realmente hablar de una crisis en la institución que tendría que haber emitido documento de identidad personal a los guatemaltecos antes del siguiente proceso electoral. Mencionamos específicamente el tema de la documentación de los electores porque es el más inmediato y porque es donde se puede sentir directamente el efecto de la incapacidad para cumplir con lo dispuesto en la ley, además de que se abre la puerta a un proceso que puede ser tachado por serias dudas respecto a la idoneidad de los electores.
Indudablemente la necesidad de un documento de identidad confiable y seguro es urgente para todos porque es sabido que la cédula de vecindad es sumamente vulnerable y ha permitido toda clase de falsificaciones y adulteraciones. En todo sentido de la palabra, necesitamos disponer de un documento que sea absolutamente confiable para garantizarnos la seguridad jurídica a los habitantes de la república, pero en el corto plazo y con urgencia, necesitamos un documento que nos haga confiar en el resultado de la próxima elección que se anticipa ya como una de las más polarizadas de la historia del país. La renuncia del señor Cossich, argumentando en forma genérica «razones personales», tiene que ser aclarada por él mismo porque hay demasiadas dudas respecto a lo que pudo haberlo llevado a esa determinación de abandonar el cargo a medio proceso de documentar a los ciudadanos guatemaltecos. Es obvio que han existido presiones y que hay problemas administrativos muy serios, pero lo que tenemos que saber es cuál fue la gota que rebalsó el vaso y que llevó al director ejecutivo a retirarse abruptamente del cargo, sobre todo porque en el proceso de designación de su sustituto es crucial conocer las causas de esta renuncia para subsanarlas y no incurrir nuevamente en los mismos problemas. En condiciones normales un servidor público tiene todo el derecho de retirarse de su cargo sin expresión de motivo respecto a las razones que tuvo para dimitir. Pero cuando lo que está en juego es la certeza jurídica del proceso electoral del año próximo, tenemos derecho como ciudadanos a conocer qué ocurrió realmente y cuáles fueron esos motivos para apartarse. Elemental sentido de responsabilidad ciudadana nos hace insistir en que el señor Cossich tiene que darnos explicaciones a los guatemaltecos sobre qué es lo que realmente está ocurriendo en el Renap y por qué es tan aguda la crisis de una institución de nuevo cuño.