Los talibanes atacan la mayor base de la OTAN


Soldados estadounidenses y policí­as afganos. FOTO LA HORA: AFP SHAH Marai

Once talibanes murieron al atacar el miércoles en la madrugada en Bagram, al norte de Kabul, la mayor base militar de la OTAN en Afganistán, bajo control estadounidenses, indicaron las fuerzas internacionales.


Este nuevo ataque, en el que participaron kamikazes, se produjo unos dí­as después de que los talibanes anunciaran el lanzamiento de una serie de operaciones de «yihad» (guerra santa) -ataques, atentados y asesinatos- contra las fuerzas de la OTAN y contra los extranjeros en general.

La ví­spera, un atentado suicida contra un convoy militar de la OTAN mató a cinco soldados estadounidenses y uno canadiense en Kabul.

«Once talibanes murieron y nueve soldados de la ISAF resultaron heridos en el ataque de Bagram», declaró a media mañana la mayor Virginia McCabe, portavoz de la base militar.

Los insurgentes atacaron por varios puntos, «todos muy cercanos», pero «la réplica de nuestros soldados fue muy rápida», destacó la portavoz.

Los insurgentes atacaron la inmensa base con «cohetes, granadas y armas automáticas», pero no consiguieron ingresar al recinto, según la mayor McCabe.

«Hoy, hacia las 05:00 horas locales, 20 kamikazes talibanes atacaron la base de Bagram por los flancos este y oeste», declaró Zabihullah Mujahid, portavoz regular de los insurgentes, en una entrevista telefónica con la AFP.

«Cuatro kamikazes activaron su cinturón con explosivos y los combates continúan en la base», afirmó Mujahid a media mañana.

«Vi helicópteros estadounidenses que abrieron fuego y los terroristas les disparaban», relató Zemaray Malikzada, un campesino que vive a un centenar de metros de la base.

«Vi a uno de los kamikazes», relató Ahmad Jawed, otro campesino. «Me mostró su cinturón con explosivos. Escapé corriendo. La policí­a y los norteamericanos lo persiguieron y luego se hizo estallar, justo ahí­», detalló.

En Bagram, a unos sesenta kilómetros al norte de Kabul, se encuentra la mayor base militar de la OTAN en Afganistán, bajo mando y control del ejército estadounidense, que compone más de los dos tercios de las fuerzas internacionales en el paí­s.

En marzo de 2009, un doble atentado fue perpetrado a la entrada de la base e hirió a tres civiles.

El ataque contra Bagram se produjo después de una jornada trágica el martes para la fuerzas internacionales que perdieron ocho militares, seis de ellos en un atentado suicida con coche bomba – el ataque más mortí­fero en Kabul desde hace casi un año y medio – contra un convoy de la OTAN.

Las fuerzas internacionales, comenzando por las estadounidenses, acumulan las derrotas en momentos que la nueva estrategia de contra-insurrección decidida a fines de 2009 por el presidente norteamericano Barack Obama apuntaba a contener el desarrollo de la insurrección en el paí­s.

Después de una ofensiva militar de gran envergadura en Marjah, en la provincia de Helmand (sur), calificada de «fiasco» para una parte de la prensa estadounidense, los occidentales apuntan ahora a Kandahar, cuna de los talibanes, que debe ser el teatro de una importante ofensiva durante el verano.

Los talibanes, cuya insurrección se ha intensificado claramente en los dos últimos años, lanzan cada vez más ataques suicidas incluso en el centro mismo de Kabul, capital que se supone es la mejor protegida del paí­s.

Recientemente amenazaron con atacar a «los invasores estadounidenses», las fuerzas de la OTAN, «los espí­as que se hacen pasar por diplomáticos extranjeros», «los lacayos de la administración Karzai», las sociedades privadas de seguridad, las sociedades extranjeras de construcción y «todos los apoyos de los invasores extranjeros».