Desde 1944, año en que se afilió al Partido Comunista Francés, y hasta su muerte en 1973, Pablo Picasso fue un artista políticamente comprometido y esta faceta menos conocida de su vida y de su obra es la que muestra a partir del viernes una exposición en la Tate Liverpool.
«Picasso: Paz y Libertad», que podrá verse hasta el 30 de agosto en esa ciudad del noroeste de Inglaterra, explora en profundidad este aspecto de la personalidad del pintor español que «dejó importantes huellas en su pintura», explicó a la AFP uno de sus comisarios, Christoph Grunenberg.
En esos años de Guerra Fría, sus obras hacen frecuentemente referencia a momentos históricos clave, mostrando el sufrimiento humano en los diferentes conflictos, pero también su ferviente deseo de paz.
«Creó obras que a veces son bastante sutiles en su contenido político, pero a veces también bastante explícitas», agregó el director del museo de Liverpool.
Es el caso de la monumental «The Charnel House» (El osario, 1944-45), considerada la «obra histórica» más importante desde el «Guernica» (1937), un alegato contra la guerra convertido en ícono de la paz.
Si el primero fue la respuesta artística de Picasso a la Guerra Civil española (1936-1939), el segundo, inspirado en las primeras fotografías de los campos de exterminio nazi y en un documental de la masacre de una familia española en su casa de Francia, lo fue a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
«Hay una relación muy estrecha entre las dos obras», empezando por los mismos colores blancos, negros y grises, señaló Grunemberg, que no ha podido confrontarlas porque el delicado estado de conservación del «Guernica» impide moverlo de Madrid.
Menos explícito es «El rapto de las Sabinas», una reinterpretación de un cuadro de Jacques-Louis David realizada en plena crisis de los misiles en Cuba, en octubre-noviembre de 1962.
«Cuando el mundo estaba al borde de la Tercera Guerra Mundial y de la aniquilación nuclear, pinta un cuadro que representa la matanza de mujeres y niños», precisa Grunenberg.
Destacan también «Monumento a los españoles que murieron por Francia» (1945/47) y «Mujeres de Argel», parte de una serie de interpretaciones de la obra del maestro decimonónico Eugene Delacroix realizadas en 1954, durante la guerra de independencia de Argelia (1954-1962).
Picasso fue particularmente activo políticamente en los años 1940, 1950 y principios de los 1960, tras su adhesión al partido comunista, al que a pesar de sus crecientes diferencias se mantuvo fiel hasta el final.
«Picasso fue una musa fantástica para el Partido Comunista. El hecho de que el artista más famoso del mundo se afiliara, en términos de publicidad fue enorme. El lo sabía y, por supuesto, lo utilizó», explicó Grunenberg.
En aquellos años también financió y respaldó múltiples causas izquierdistas y humanitarias, dio conferencias por todo el mundo y se convirtió en una de las figuras más prominentes del Movimiento por la Paz, para el que pintó la famosa paloma blanca convertida rápidamente en símbolo universal.
Varias versiones de esta paloma se podrán ver en la Tate Liverpool, que ha reunido más de 160 cuadros, esculturas, dibujos y grabados del pintor procedentes de grandes museos y colecciones internacionales, así como fotografías, películas, pósters y otros documentos de la época.
Los organizadores esperan que la muestra, que a partir del 16 de septiembre se presentará también en la Albertina de Viena, ayude a matizar la imagen más conocida de Picasso de un «genio creativo, mujeriego y extrovertido compulsivo».