Islam: una identidad cada vez más firme



Una niña de 12 años que acude a los tribunales para reclamar poder usar el niqab, el velo que sólo deja ver los ojos; Salim, que explica que su «radicalización» es causada por su «alienación»: los musulmanes británicos, como muchos en Europa, buscan afirmar cada vez más su identidad.

Según un estudio del instituto Policy Exchange, divulgado hace pocos dí­as, un número creciente de jóvenes musulmanes en este paí­s están en favor de la charia, el velo islámico para las mujeres, y las escuelas religiosas.

En una de estas escuelas, la Academia Fadah del oeste de Londres, financiada por Arabia Saudita, se utilizaban, hasta hace dos dí­as, libros que enseñaban que los cristianos son «cerdos» y los judí­os «monos».

Esos libros fueron retirados luego de que un ex profesor hiciera público su contenido. Mientras, en escuelas públicas de Francia, han circulado libros que rechazan, en nombre del Corán, la teorí­a de la evolución.

En Londres, así­ como en las otras grandes ciudades de Inglaterra, los pañuelos musulmanes, incluso los velos, son cada vez más visibles en las calles, tiendas, supermercados y escuelas, al tiempo que médicas, abogadas y profesoras musulmanas ejercen con la cabeza cubierta con el pañuelo islámico.

Leila, una estudiante de cine documental de 19 años, dijo a la AFP que aunque ni su madre ni ninguna de sus numerosas tí­as usan el pañuelo islámico, ella sí­ siente la necesidad de usarlo.

«Para mí­, el sueño de mis padres de que ellos y sus hijos se integrarí­an en esta sociedad, ya se desmoronó. Es mentira, no vivimos todos juntos y en armoní­a. Somos una comunidad aparte, que debe reafirmarse como tal», dijo.

Al mismo tiempo, algunos británicos blancos que viven en Whitechappel, un barrio mayoritariamente musulmán de Londres, expresan su temor por lo que denominan el «auge del extremismo musulmán».

«Ya no me siento bien aquí­», dijo Helen, que cuenta que nació hace 50 años en una calle cercana, en Bricklane, cerca de donde se levanta ahora una mezquita.

Y en Birmingham (segunda ciudad de Inglaterra), donde la fiscalí­a inculpó el viernes a cinco británicos paquistaní­es arrestados la semana pasada en una masiva operación policial, por sospechas de terrorismo, la comunidad musulmana ha puesto de manifiesto su cólera y desconfianza.

Uno de los hombres arrestados en esa operación, que luego fue puesto en libertad, expresó su malestar, afirmando que para los musulmanes este paí­s es «un Estado policial».

«Este no es un Estado policial para todo el mundo porque estas leyes antiterroristas están diseñadas especí­ficamente para los musulmanes y este es un hecho claro», declaró Abu Bakr, que estudia un doctorado en polí­tica islámica.

A su vez, Salim, de 20 años y que es estudiante en una Universidad de Londres, admite que hace unos años, entre sus amigos habí­a muy pocos, «una minorí­a», que podrí­an haber sido considerados como fundamentalistas islámicos.

«Pero cada vez tengo más amigos que estudian el Corán, que van a la mezquita, que están en favor del velo, que han viajado a Pakistán», dice Salim, que lo atribuye a que los jóvenes musulmanes sienten que son tratados injustamente.

«Sentimos que la gente y las leyes nos discriminan. Nos sentimos alienados», dijo, explicando también que no sienten que le deban lealtad al Reino Unido.

Bob Ayers, analista del Instituto Real de Asuntos Internacionales, recalca, citando un estudio del gobierno, que «un 25% de los jóvenes musulmanes nacidos en el Reino Unido o que poseen la nacionalidad británica manifiestan que tienen poca o ninguna lealtad con este paí­s».