No siempre se puede tener la suerte de ser escogido entre tanta gente con talento para compartir experiencia académica en Europa. Juan Pablo Escobar Galo, profesor de Filosofía de la Universidad Rafael Landívar lo ha conseguido. Desde hace más de una semana se encuentra en España, en la Universidad Autónoma de Madrid, y desde allá comparte a través de esta columna su vivencia en tierra extranjera. Espero que la lectura sea de su interés…
 «Llegué al aeropuerto de Barajas el lunes 10 de mayo a las 15:30 hora local, luego de un viaje de 14 horas aproximadamente desde Guatemala; en el aeropuerto de Barajas me esperaba el M.A. Marco Chivalán, un guatemalteco del Quiché que saca su doctorado en Filosofía. í‰l fue quien me orientó para llegar a mi destino final. Me encuentro en la residencia universitaria «Erasmus» de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), en el campus de Cantoblanco al norte de la ciudad de Madrid. Cuenta con un aproximado de 24,000 estudiantes y tiene una extensión de 2.252.000 m² de superficie total. La UAM fue fundada en la época franquista un 25 de octubre de 1971. Me han recibido muy bien diferentes autoridades académicas y colegas docentes de las facultades de Filosofía y Educación, están con la mejor apertura para aprovechar este intercambio.  Hablando un poco de la gente de Madrid, he podido notar que viven en su «mundo», sobre todo los jóvenes. Su pena es lo propio, ignoran a los demás y viven con un apego exagerado al celular, a la computadora personal y al Ipod; y como no tienen la pena de la violencia y los asaltos (a diferencia de Guatemala,) se les ve ensimismados en su mundo.  Me he encontrado con varios latinoamericanos trabajando en diferentes lugares. En la residencia en la que estoy alojado he conocido a tres lindas y bellas señoras que desde las cinco de la mañana están realizando la limpieza, dos de origen dominicano que llevan ya 8 años en España y una ecuatoriana que reside desde hace 10 y que estuvo en los Estados Unidos de América durante 6 años en trabajos domésticos. En el paseo por La Gran Villa (calle histórica y comercial de Madrid que cumple 100 años de existencia) me he encontrado con tres lustradores de zapatos dos mexicanos y un guatemalteco. En una venta de joyas me topé con una costarricense y en un almacén de ropa, limpiando vidrios exteriores, con un cubano. Con todos ellos me he detenido a platicar y me he tomado el tiempo de escuchar sus historias, porque creo que cada historia es importante y se debe conocer, ya que todos tienen «algo que contar». Todos me han manifestado lo triste que es tener que dejar su tierra de origen y migrar a otros lugares por falta de oportunidades en sus países. Realmente es penoso ver los grandes efectos que producen las injusticias sociales, los gobiernos irresponsables, la pobreza, la violencia e intolerancia que se vive en nuestros países. Lo que si es digno de resaltar es que los latinoamericanos están «moviendo al mundo». En muchos de los casos y sobre todo bajo la mirada del eurocentrismo, se dice que nosotros somos dejados, haraganes, perezosos, etc. Pero estos amigos y amigas que he encontrado en Madrid, que sin duda hay muchos similares a ellos en todas partes del mundo, muestran cómo los latinoamericanos somos luchadores, creativos, sin miedo y productivos; los estereotipos que han creado para desprestigiarnos no detienen a las personas en su lucha por la vida.  Hoy inicio ya labores de tipo académicas en la UAM y ya te contaré próximamente más de mis experiencias. Un saludo.