Japón lanzará sonda y vehí­culo espacial hacia Venus


El cohete japonés H2A se encuentra en su plataforma de lanzamiento en el Centro Espacial de Tanegashima, en la prefectura de Kagoshima. FOTO AFP / PRESS JIJI

Japón se dispone a lanzar mañana su primera sonda hacia Venus a partir de un cohete, que desplegará asimismo un vehí­culo espacial experimental accionado por las radiaciones solares.


El lanzador H-2A despegará de la base de Tanegashima (sur) mañana a las 06H44 (lunes a las 21H44 GMT), indicó la Agencia de Exploración Espacial Japonesa (Jaxa).

Este transporta a la «cometa espacial» Ikaros –acrónimo en inglés de «vehí­culo volador interplanetario propulsado por las radiaciones solares»– que se desplaza gracias a la presión de las partí­culas solares sobre su vela.

Ikaros, cuyo desarrollo costó 1.500 millones de yenes (13 millones de euros), será experimentado por primera vez en el espacio lejano, después de varios ensayos en órbita alrededor de la Tierra.

La vela de este objeto espacial cuya textura es más fina que un cabello, también está cubierta de células fotovoltaicas que generan electricidad.

De esta forma avanza de acuerdo con «una forma hí­brida, sumando electricidad y presión», precisó Jaxa.

Esta tecnologí­a le permite viajar en el espacio sin combustible, siempre que pueda captar los rayos solares, precisaron sus inventores.

Ikaros, que será comprimida en forma de cilindro al ser eyectada al espacio, desplegará luego su vela cuadrada de 14 metros de lado y 20 metros en diagonal.

Su nombre viene de Icaro, héroe de la mitologí­a griega cuyas alas de cera fueron derretidas por los rayos del Sol.

El cohete H-2A –fabricado por el conglomerado industrial japonés Heavy Industries (MHI)– lanzará también la primera sonda nipona hacia Venus.

El Venus Climate Orbiter PLANET-C, llamado Akatsuki («alba» en japonés), trabajará con Venus Express, el satélite enviado a fines de 2005 por la Agencia Espacial Europea y que llegó a su destino a principios de 2006. Por su parte, el artefacto nipón llegará en diciembre al «planeta ardiente», donde la temperatura es de unos 460 grados.

Los cientí­ficos esperan que la observación del clima de Venus, a menudo descrito como «la hermana melliza» de la Tierra debido a sus dimensiones y a su masa, les ayudará a comprender mejor la formación del medio ambiente en nuestro planeta.