Momento decisivo


No creemos que el presidente Colom haya tenido ni vuelva a tener un momento tan decisivo en su administración para marcar el rumbo del paí­s como ahora que tiene que nombrar al Fiscal General de la República, porque el futuro de Guatemala, sin exageraciones, está profundamente ligado a ese nombramiento. En efecto, hay un impresionante pulso en el que los poderes ocultos tratan de imponer su ley para preservar su existencia y para el efecto es indispensable contar con un jefe del Ministerio Público que mantenga el régimen de impunidad.


Dijo el Presidente que espera que Dios le ilumine en esta decisión y, al margen de las razones que haya tenido el mandatario para invocar el nombre de Dios, lo cierto es que ahora sí­ que le hará falta la mayor sensatez, el mayor patriotismo y compromiso con el futuro de Guatemala porque en sus manos está mucho en juego. Esta semana publicamos el estudio realizado con el patrocinio del Centro de Estudios Estratégicos del Ejército de los Estados Unidos en el que se hace una radiografí­a de la debilidad institucional del paí­s y de sus negras perspectivas de futuro. Empezar a revertir la situación demandarí­a tener fiscales y jueces dispuestos a anteponer el espí­ritu y la letra de la ley a las componendas o corruptelas porque justamente en esa podredumbre está la raí­z misma del problema de la impunidad que es el cimiento del descalabro nacional. Obviamente no es únicamente el gobierno de Colom el que ha propiciado esta descomposición acelerada, pero sí­ que ha sido durante su gestión que el problema alcanza dimensiones de crisis y se impone una acción firme para al menos detener el descalabro. ¿Será que el gobernante, cuando habló de la necesidad de tener la iluminación divina, realmente la estaba invocando porque está preocupado por la situación? Lo veremos en cuanto se conozca la decisión tomada respecto al nuevo Fiscal y, sobre todo, en cuanto veamos el fruto de esa determinación. Guatemala es un barco que está haciendo agua peligrosamente porque sus instituciones han sido menoscabadas por mezquinos intereses del crimen organizado que se compone no sólo de los grupos militares, sino también de polí­ticos corruptos y empresarios avorazados. Cualquiera con dos dedos de frente se dará cuenta que el paí­s va a la deriva y que no se vislumbra siquiera una acción para frenar la caí­da, no digamos para iniciar una reconstrucción ética y moral de la patria que nos permita heredar a hijos y nietos un futuro menos tétrico. Colom tiene hoy la responsabilidad enorme de una decisión que será el parteaguas de la vida nacional; o empezamos a reconstruir las instituciones o las entregamos plena y absolutamente a los poderes ocultos.